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Unos vecinos muy incómodos

El clima de Canarias hace que en las Islas haya más plagas y sean más persistentes que en el resto del país. Cada año se gastan millones en la lucha contra ratas y cucarachas, pero estas no son las únicas plagas. Hay decenas que amenazan a los cultivos y están las que se vigilan para que no entren a las Islas y transmitan enfermedades.

Rosa Rodríguez y Rosa Rodríguez / Santa Cruz de Tenerife

Miércoles, 7 de junio 2017, 10:57

El concepto de plaga ha cambiado y de llamar así a cualquier animal que produce daño, básicamente a los cultivos, se ha pasado a entender como una situación en la cual un animal produce daños o malestar a los intereses de las personas, su salud, las plantas que cultiva o el medio urbano y natural. Y de la misma manera ha evolucionado la manera de tratar las plagas, tanto en el ámbito urbano como agrícola.

«En Canarias no hay diferencia con el resto de España en el control de plagas, pero hay más y son más persistentes todo el año, porque las temperaturas son más estables», decía ayer Sergio Chinea, representante de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) en Canarias, aprovechando la celebración del Día Mundial del Control de Plagas y refiriéndose solo a las plagas en zonas urbanas.

Ratas y cucarachas siguen ocupando los primeros puestos de un ránking de vecinos no solo incómodos, sino poco deseados. Los ayuntamientos gastan millones para mantenerlos a raya y, así y todo, Sergio Chinea destaca el incremento en los últimos años de ratas negras en las dos capitales canarias. Son distintas a las de alcantarilla y viven sobre todo en zonas de palmeras porque se alimentan de los dátiles. También las cucarachas han cambiado y a la conocida como cucaracha inglesa, la Blatella germánica, se ha sumado la Loboptera canariensis, una cucaracha endémica que de vivir en el campo, sobre todo en las medianías de Gran Canaria, ha llegado ya hasta las viviendas.

La tercera plaga que destaca es una antigua conocida, las chinches. Su regreso lo ha propiciado el tránsito de turistas y mercancías y, además, se ha expendido porque los tratamientos ya no son pulverizaciones generales, «sino que se va a la plaga objeto, lo que es un plus para las chiches». Canarias es la zona más afectadas por este brote, con un incremento de hasta el 90%.

Capítulo aparte son las plagas agrícolas, difíciles de investigar y de gestionar, sobre todo por el carácter local de la mayoría, asegura la investigadora del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), Estrella Hernández.

Hasta que la polilla guatemalteca no saltó a Galicia, no hubo dinero para investigar esta plaga de las papas y lo mismo ocurrió con la mosca blanca. Sin dinero del Estado ni de Europa ha habido plagas tan prioritarios que el Gobierno canario las ha abordado con sus propios medios, como la Trioza erytreal, un insecto que afecta a los cítricos, y los picudos Rhynchophorus ferrugineus -que se ha logrado erradicar- y Diocalandra frumenti Fabriciusla.

El Instituto de Enfermedades Tropicales, por otra parte, vigila en puertos y aeropuertos de Canarias que no entren los mosquitos Aedes aegypti o Aedes albopictus, tramsisores del dengue, la fiebre amarilla o el virus del zica.

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