El nuevo dique de Playa Blanca cumplirá con el medio ambiente

Las obras de ampliación del muelle de Playa Blanca, iniciadas en noviembre tras la firma previa del acta de replanteo en junio, cumplen con todos los parámetros reclamados por diferentes administraciones, en materia medioambiental; según aseguró ayer en Arrecife el director general de Puertos Canarios, Manuel Ortega. «Cumplimos con todas las exigencias», aseguró el representante del Ejecutivo regional, precisando que no está en peligro el cronograma marcado. Precisó que ya se han articulado medidas para salvaguardar en sebadal de la zona, con alta protección desde 2015.

Desde el punto de vista administrativo se cuenta con la declaración de impacto ambiental, quedando pendiente la firma en Madrid, con el Ministerio de Medio Ambiente, del plan de ejecución de las obras. La rúbrica hubo de suspenderse días atrás, quedando pendiente de coordinador agendas para definitivamente completar este trámite.

Los primeros meses de trabajo en Playa Blanca han servido para acondicionar el espacio, con vistas a empezar la instalación del nuevo dique. Según aclaró Ortega, se hará por fases, en tramos cortos, de tamaño inferior a lo marcado en un principio. Esta metodología servirá para evitar el vertido de material arenoso hacia el sebadal. Lo que falta por conocer es cómo se hará la fragua de los cajones que, por fases, servirán para armar la estructura de la ampliación.

Además, precisó el director general que se ha establecido un modelo de trabajo que garantizará el empleo íntegro de la financiación por parte de la Unión Europea (UE), de manera que este año se harán acciones por valor de «entre 14 a 22 millones de euros». Advirtió Ortega de que el grueso de la financiación europea deberá estar ejecutado y justificada en el periodo de 44 meses abierto al firmarse el replanteo.

Fue en octubre de 2016 cuando se firmó el contrato con FCC/Mosquera Carrasco para ejecutar la ampliación, si bien hubo que esperar a junio de 2017 para el acta de replanteo. La iniciativa se había adjudicado a final de 2015, por 39 millones de euros, si bien un recurso, de una de las constructoras que optaba a las obras (Acciona, -Ferrovial no pudo-), obligó a paralizar trámites meses.

El proyecto, escogido de entre 26 propuestas, contempla una dársena exterior al recinto actual con capacidad para los dos barcos de viajeros y, eventualmente, para un crucero medio, de manera que se podrá dejar la dársena interior ya existente para uso deportivo y pesquero.

Supondrá ganar 75.000 metros cuadrados de superficie, en zona de dominio público marítimo terrestre, entre lámina de agua y tierra. La capacidad final de embarcaciones de recreo y deportivas será de 166 atraques, frente a 129 actuales. Se contará con 17 amarres pesqueros, 145 deportivos y 4 turísticos.

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