El milagro del viejo molino
Las empresarias emprendedoras Silvia Gil y Lourdes Rodríguez recuperan la tradición en la producción de gofio artesanal, al tiempo que restauran patrimonio e incentivan la economía local
Carlos Sixto De Inza Serrano y Arrecife
Lunes, 30 de diciembre 2019, 08:10
Las empresarias Silvia Gil y Lourdes Rodríguez tienen entre manos uno de los proyectos más ilusionantes que se puedan poner en marcha en estos tiempos, donde la tecnología, la competitividad a ultranza y el afán por ganar dinero, se sobreponen a todo lo demás. En este caso, y a diferencia de la filosofía de la empresa moderna al uso, basada en esos conceptos, estas dos mujeres emprendedoras han apostado por la tradición, la cultura ancestral, la recuperación de tradiciones o el apoyo a ONGs a través de la recuperación y puesta en funcionamiento, tras un largo periodo de abandono, del viejo molino centenario del abuelo de Silvia, José María Gil en San Bartolomé. Un molino declarado Bien de Interés Cultural, construido en 1875 y que es una auténtica joya patrimonial, cultural y etnográfica de nuestra isla.
El proyecto arrancó hace ahora un año, y lo que en un principio parecía algo imposible, de forma milagrosa, a base de esfuerzo, tesón y confianza ha salido adelante en un tiempo récord. En apenas doce meses, explica una de su promotora, Lourdes Rodríguez, «logramos tras un trabajo colosal, algo que parecía impensable, como era recuperar las viejas instalaciones, adecentarlas, volver a techar la estructura original, recuperar los viejos muros derruidos, restaurar las vigas, y lo más difícil; volver a poner en marcha la vieja maquinaria original, el corazón del molino, de forma que pudiera volver a moler el grano como antaño». Para ello se hizo una labor titánica de restauración de la vieja maquinaria, pieza por pieza, engranaje por engranaje.
Logrado este primer objetivo, el milagro de restaurar el molino, la tarea no se detuvo. El siguiente paso se centró en alcanzar la auténtica base del proyecto que no es otro que el de recuperar la producción artesanal de gofio, como se hacía antiguamente, y añadiendo una serie de premisas que son las que determinan la filosofía de trabajo de la nueva empresa surgida con el nombre comercial de La Molina.
De esta forma, la metafísica que inspira, da vida y hace grande este proyecto empresarial, se basa en el lema de Somos más que una molina, por encima incluso de otras motivaciones, como es la de ganar dinero como primera norma. Un lema que, además, se apoya en varios pilares, como explica la propia Lourdes, destacando el cuidado del producto desde el origen -lo que se conoce como producto kilómetro cero-, mediante la elaboración y comercialización de forma local.
Además de apoyar fomentar y potenciar la agricultura local y el cultivo del grano originario de Lanzarote, también se apuesta por la salud del consumidor con productos cien por cien naturales; así como por promover la economía local, de forma que se recupera la figura ancestral de la maquila, especie de truque consistente en la cantidad de grano o harina que corresponde al molinero por la molienda del grano que le entrega el agricultor local.
La iniciativa tiene la particularidad de que está vinculada con Adislan (Asociación de Personas con Discapacidad de Lanzarote), a la hora de recuperar terrenos y fincas para cultivo, y restaurar partes del molino.
Asimismo, se apuesta por el medio ambiente, utilizando solamente envases ecológicos.
Todo ello, además de divulgar la cultura y la tradición agrícola y agropecuaria, con visitas de colegios e institutos a la antigua molina para darla a conocer a los jóvenes la forma de funcionamiento de esta vieja industria, la producción de gofio y otros productos típicos de la isla.