¿Tarjeta sanitaria canaria? No le asistimos
A un joven grancanario que reside en Madrid, presumible enfermo del Covid-19, un centro de salud de Madrid le niega la consulta con el médico por tener tarjeta en otra comunidad. Nadie le hace la prueba y nadie se interesa por su evolución
Tiene 28 años. Es canario, pero trabaja en Madrid. A principios de esta semana se vio con fiebre alta, hasta 40, dolor de cabeza, dolores musculares, conjuntivitis, sin sentido del olfato ni del gusto... El cuadro parece evidente: coronavirus. Pero la sanidad madrileña no lo sabe ni quiere saberlo. Ni siquiera lo atiende. Tras dos días arrastrándose, contactó con el centro de salud más próximo para pedir una consulta. Se encontraba muy mal. Y la respuesta que le dio la persona que le atendió al teléfono le dejó helado. «Por lo que veo tiene la tarjeta sanitaria canaria, no le puedo pasar al médico».
Sus padres, que viven en Canarias, se muestran indignados. Les parece inconcebible una respuesta así, que se le niegue la asistencia a un ciudadano por un asunto burocrático menor. «La sanidad es universal en España; aunque haya sido todo producto de un error de esa trabajadora, esta forma de actuar hay que denunciarla, estoy seguro de que si le hubieran pasado al doctor, lo habría atendido», se queja su padre, Guillermo Bethencourt. Sabe de lo que habla. Es médico recién jubilado. «Un médico no pregunta por papeles».
A su madre, Esther Jorge Martín, que confiesa que ha pasado días y, sobre todo, noches, de «mucha angustia», le ha disgustado además el «trato» y el «descontrol» que reina en Madrid. La única asistencia sanitaria que ha recibido su hijo es el autotest de la enfermedad, que, para colmo, le salió negativo. Pero nadie ha ido a casa a hacerle la prueba. Solo la cobertura sanitaria privada de su empresa, a la que le comunicó los síntomas, entendió que ha sido contagiado por el Covid-19 y le emplazó a quedarse en casa. «Te venden que las cosas están mejorando, pero el sistema funciona muy mal». Y pone un ejemplo. «Mi hijo llevaba un mes confinado, por lo que creemos que debió contagiarse en los picaportes de las puertas de su edificio, que son de metal, pero es que ahí vive mucha gente, y con él en concreto hay dos compañeros de piso que pueden ser portadores y nadie lo controla, ellos hacen las compras de la casa».
La única asistencia médica que ha recibido es la que le prestan profesionales canarios por amistad con su padre, pero, recalcan, no todo el mundo tiene esa suerte. «¿O es que solo hay que atender a las personas que ingresan en un hospital? ¿Los que se quedan en casa no tienen también derecho a la sanidad?», se pregunta molesto Guillermo. Entiende además que a este tipo de enfermos se les priva de uno de los fármacos que parecen funcionar contra este coronavirus. Es la cloroquina, que no hay en farmacias porque el Estado la ha requisado para los hospitales. Su hijo evoluciona a mejor, pero han creído necesario denunciar lo que le ha sucedido.