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«Ahora todos son expertos; hay que ser sensatos y no criticar»

«Ahora todos son expertos; hay que ser sensatos y no criticar»

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, todavía se emociona rememorando los duros momentos vividos en la noche del sábado, cuando en diez minutos el fuego viró hacia Juncalillo y hubo que desalojar a 1.000 personas de esta zona galdense. Para los cuerpos de seguridad, voluntarios, concejales, militares, bomberos... no tiene más que palabras de agradecimiento y reconocimiento por el gran trabajo realizado.

Jueves, 1 de enero 1970

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— ¿Han sido estos días de los más duros como alcalde de Gáldar?

— He pasado momentos duros; la época del expediente de regulación de empleo en el Ayuntamiento de Gáldar no fue fácil, pero desalojar a 1.000 personas y ver con impotencia que la gente debe abandonar sus casas es otra cosa. Los efectivos de madrugada pueden hacer lo que pueden hacer y todo estaba en contra. No pudimos planificar. El fuego caminaba hacia Artenara, pero no a la cola, era imposible prever que sucediera lo contrario; y todo en mitad de las fiestas patronales de Juncalillo, con verbena, con el doble de la población habitual. Yo estaba con el Cecopin, en contacto con la consejera de Medio Ambiente, presidente del Cabildo y el presidente del Gobierno de Canarias, y todo apuntaba a que el fuego no retrocedía a Juncalillo, sino que iba hacia Artenara. Eso a las doce menos diez de la noche del sábado. Y en diez minutos, a las 12 de la noche, todo cambió. El fuego cambió de dirección, saltó La Piconera, la carretera y el cortafuegos natural que hay allí. Con la noticia de que el fuego iba hacia El Tablado, hubo que evacuar rápidamente, llamara los concejales y habilitar espacios para los vecinos, preparar el terrero de lucha, la escuela hogar...

Fue una avalancha de coches bajando, ambulancias de la Cruz Roja, gente que no tenía dónde ir... Y todo en apenas una hora.

— ¿Es verdad que fue personalmente, puerta por puerta, desalojando a los vecinos?

— Estuve puerta por puerta tocando las casas, poniendo las sirenas, recorriendo Barranco Hondo, El Retamal... y me emociono al contarlo. Llegamos a El Tablado y ya estaba desalojado. Pero cuando yo llego allí el fuego estaba detrás de las casas, de las antiguas escuelas. Y el miedo era que si ardía una casa y ardía todo. Coches abandonados en mitad de la carretera. Sí, sirena en mano fuimos tocando hasta que en El Tablado, una calle sin salida, el sargento de policía y yo tuvimos que dar la vuelta. Seguimos a Juncalillo y allí llegaba el fuego literal a 30 metros de la iglesia. Hubo gente que no quería salir de su casa, como Anastasio, de 78 años, me acuerdo, y yo diciéndole ‘soy el alcalde, salga’. Y en Barranco Hondo un señor con su hijo, que no quería tampoco salir. Allí el fuego llegó hasta el cementerio. Mientras, la UME tocando las sirenas de Artenara para abajo. La lengua de fuego rodeó La Cruz y La Rama, rodeó cuatro casas, y nosotros con una impotencia tremenda. Pero milagrosamente, el fuego bordeó las casas.

— ¿Qué tiene que decir a las críticas que siempre surgen en estos casos? ¿Hubo coordinación? ¿Se actuó con rapidez?

— Si alguien habla de descoordinación es que no ha estado arriba. Valoro mucho a la gente que se ha jugado la vida. Y lo sé porque sin dormir más que hora y media, el domingo yo estaba allí a las 10, mientras voluntarios y concejales atendían a la gente que salió de sus casas sin nada, a los que se les buscó atención médica, medicamentos, insulina... He visto tanta gente voluntaria y a los que intentaban apagar el fuego que solo puedo dar las gracias. No somos responsables de que el fuego prenda, pero se ha estado allí, realizando labores humanitarias, defendiendo el territorio y las propiedades, los he visto trabajando y no puedo criticar nada.

— Controlado el incendio, ¿qué queda por hacer ahora?

— Hay que empezar de cero, quitar pilones y piteras de la carretera, a donde llegó de todo tras reventar por el fuego. En La Gloria, El Andén y Juncalillo hay equipos limpiando las calles, reponiendo el alumbrado. El agua de abasto es lo principal, el agua de Hoya de Pineda, Saucillo, Caideros, Fagagesto, Juncalillo... de todos los barrios de medianías y sus ramales. Allí el agua depende de la zona alta, de Lomo el Palo, donde el pozo está vacío. Y el pozo de La Minilla se pegó fuego la red de conexión de impulsión que tiene que mandar a los depósitos. Ayer (por el lunes) ya estaban dos empresas trabajando, en la noche incluso, en la galería, para que el pozo ya esté mandando con normalidad. Pero también hay que cambiar otra galería. También hay que cambiar tuberías derretidas, en Pinos de Gáldar son centenares de metros. Hasta que se habilite la galería, estamos con cubas.

— ¿Qué tiene que decir de sus concejales?

— Les pongo un monumento, me han demostrado que están para las duras y las maduras. Llevando a gente al médico, pendientes de que no faltara comida, echando una mano a las cocineras, apoyando a los vecinos.

— ¿Cómo ha sido el trabajo Gobierno-Cabildo-Ayuntamiento?

— Ha habido buena coordinación, con mesas de contacto en las que nos informaba de lo bueno y de lo malo. En el punto de mando avanzado, consejeros, presidentes y demás han estado al lado nuestro desde el minuto uno, sabiendo lo que había que hacer, aunque es cierto que había una incertidumbre tremenda, no era fácil. Y con nosotros los cuerpos de seguridad, el comandante del norte de la Guardia Civil... Me gustaría ver a algunas personas actuando y coordinando en un momento, cuando en 10 minutos cambió la situación en Gáldar. Yo, con todos mis respetos, aguanto las críticas, pero he visto el trabajo realizado, cómo los helicópteros tardaban minutos en cargar y descargar. Se tarda menos en cargar en la presa Los Pérez que en la bahía de la capital. Ahora todo el mundo es experto en emergencias y medio ambiente, pero hay que ser sensatos. No criticar. Los Presa del Cabildo de Gran Canaria me han dado lecciones, explicando cómo afectan viento, temperatura, terreno... al fuego. Yo no soy experto, así que, cállate Teodoro. Había puntos calientes, llamaradas, cómo voy a dar lecciones cuando hay expertos en el Cabildo y en el Gobierno.

— ¿Con que se queda de todo esto?

— Hay gente que se ha jugado la vida: militares, bomberos, Presa, medio ambiente del Cabildo, gente de los pueblos de protección civil ayudando con los sachos, Cruz Roja, policía local, Guardia Civil... todos han hecho un trabajo excepcional.

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