Una cita que estuvo marcada por la polémica y que estuvo en el aíre hasta última hora y que finalmente se pudo llevar a término con una alta participación.
La cita festiva contó con novedades respecto a otras ediciones como la supresión de barras a pie de calle que fueron sustituidas por mesas y tablones similares a los que se utilizan en la celebración del Oktoberfest, así como el traslado de las actuaciones musicales a un espacio acotado en el entorno de la plaza de Santa Ana y la calle Obispo Codina. El Ayuntamiento puso en marcha un dispositivo de seguridad formado por 55 agentes de Policía Local y de Movilidad para dar cobertura a un evento que esperaba a unas 15.000 personas