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Los pilares del no a la MetroGuagua

Los pilares del no a la MetroGuagua

El rechazo a la MetroGuagua no es un espanto irracional ante el cambio sino el fruto de una sesuda reflexión que protagonizan básicamente tres ingenieros: Fermín Monzón, Ángel López y José Suárez Megías

Jueves, 1 de enero 1970

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La MetroGuagua tiene un frente opositor que ha ido creciendo en la ciudad a un ritmo superior al que marchan las propias obras. En principio, su voz tomó forma de malestar vecinal, pero el eco del rechazo al nuevo sistema rápido de transporte pronto se revistió de una perspectiva técnica, articulándose desde el mundo de la ingeniería. Los responsables de este cambio son José Suárez Megías, ingeniero técnico de Obras Públicas especializado en Transportes; Ángel López, ingeniero aeronáutico, también especializado en transportes; y Fermín Monzón, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

Entre los tres han dotado de razones a una oposición que cada vez se hace escuchar con más fuerza en la ciudad, y que elevará el tono el próximo miércoles con una manifestación que tendrá lugar en la obra que la MetroGuagua está desarrollando en la avenida de José Mesa y López.

«Los sistemas de transporte rápido (BRT, sus siglas en inglés) son para el transporte masivo de viajeros», detalla Monzón, «para una ciudad como la nuestra es una solución equivocada». Explica que en otras urbes del mundo, como Bogotá o Curitiba, es aceptable apostar por este tipo de sistema, pero no en Las Palmas de Gran Canaria, «donde al final se empujará al coche particular a la GC-1, que terminará por sufrir un colapso total». En su opinión, con un refuerzo de las líneas actuales 1, 2, 12 y 17, dándoles preferencia de paso, se podría conseguir mejorar la situación del transporte.

Los tres especialistas consideran que los modelos de ciudad que se ponen como ejemplos de éxito del BRT no son extrapolables a una realidad como la de la capital grancanaria, con siete barrancos y 122 barrios desperdigados y con dificultades de conexión.

«Reims y Nantes, que se proponen como modelos a seguir, son ciudades estructuradas en torno a dos grandes diagonales con las que se cubren las necesidades de transporte», añadió Ángel López, «pero aquí la MetroGuagua va a ocupar el eje Rafael Cabrera-Luis Doreste Silva-Pío XII-Galicia-Mesa y López, y eso como quitar un tronco venoso a nuestro sistema de circulación».

Para ellos, hay ejemplos de que en otro tipo de ciudades el modelo de guagua rápida no ha funcionado. Así, citan el caso de Santander, «donde se planteó un BRT más pequeño, de unos ocho millones de euros de coste, y tres años después el alcalde acabó pidiendo disculpas a los ciudadanos por su equivocación».

Además, entienden que la mayor parte de la población de Las Palmas de Gran Canaria vive en la zona alta de la ciudad, de tal modo que estos vecinos seguirán condenados a utilizar el coche pero en condiciones de fluidez peores que las actuales. Así lo asegura José Suárez, quien describe la MetroGuagua como «un cachivache que entorpece el tráfico».

Caro

Luego lo ponen en relación al tiempo y al coste. «Para ahorrarse dos minutos respecto al trayecto que ahora realizan las líneas en la parte baja de la ciudad van a emplear unos 150 millones de euros», prosigue López, quien considera esta inversión «un despilfarro que va a sobredimensionar la oferta», algo con lo que «no se va a ganar nada».

Según sus cálculos, en torno al año 2021, cuando se ponga en marcha la MetroGuagua, la oferta conjunta de este sistema y del resto de líneas de Guaguas Municipales rondará los cien millones de plazas, cuando la demanda no será superior a los 39 millones de plazas.

Y si se pone el foco solo en la MetroGuagua, «ofrece 50 millones de plazas para una demanda de poco más de 18 millones».

Por eso, concluye Ángel López, «los datos demuestran que no hace falta la MetroGuagua, el servicio mejoraría si ponen cuatro guaguas más y racionalizan la oferta».

Para ellos, lo importante es invertir los recursos donde es necesario para mejorar la circulación en la capital grancanaria, en especial teniendo en cuenta las necesidades que tiene el Puerto de La Luz y de Las Palmas. «Es más perentorio resolver el tramo de Belén María y el istmo, así como la entrada de los túneles de Julio Luengo», expuso Ángel López.

Además, entienden que habría que apostar por crear un túnel que vaya de la Base naval a la plaza de América. De acuerdo con sus cálculos, este proyecto costaría alrededor de 57 millones de euros, casi la mitad del presupuesto de la MetroGuagua.

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