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Hidalgo: «Las obras redundan en una transformación urbana global»

Hidalgo: «Las obras redundan en una transformación urbana global»

Augusto Hidalgo Macario (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) renovó mandato gracias a una mayoría de composición ideológica similar a la que está intentando armar Pedro Sánchez para su investidura y a la que hizo presidente a Ángel Víctor Torres. El tripartito municipal superó una campaña electoral marcada en gran medida por el debate sobre la movilidad.

Miércoles, 15 de julio 2020, 17:06

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Estamos en épocas navideñas y de gran consumo. ¿No está la ciudad demasiado con tantas obras en marcha?

— Al contrario. Hace cuatro años recuerdo que nos cayó encima el primer Black Friday, que no preveíamos porque era una tradición yanqui que apenas había calado y, sin embargo, nos encontramos con un problema puntual de acumulación de tráfico. Al año siguiente tuvimos la inauguración de Los Alisios, en Tamaraceite Sur, y montamos un dispositivo especial, cuando curiosamente hubo mucho afluencia pero las compras se repartieron por toda la ciudad. Y eso es bueno. Las obras que estamos afrontando redundan en una transformación urbana global, en todos los sentidos. Nadie puede cuestionar en estos cuatro años que la transformación ha sido importante. La oferta comercial no depende del Ayuntamiento pero es indiscutible que esa transformación impulsan el comercio y el empleo.

— Pero las obras se están caracterizando por la lentitud y las demoras. ¿No hay manera de evitarlo? Por ejemplo, Mesa y López.

— Si volviéramos para atrás, un año y medio atrás, y viésemos las caras de las personas cuando les dijimos que íbamos a peatonalizar todo Mesa y López, las carcajadas eran descomunales porque pensaban que iba a ser imposible. Que haya habido unos meses de discrepancia entre la fecha de finalización prevista y la real es casi lo de menos; nuestro objetivo fundamental era llegar a Navidad con el tramo de Mesa y López concluido e iniciada la unión entre Galicia y Mesa y López. ¿Habrá después modificaciones puntuales? Eso al final es una garantía para los vecinos y las vecinas. Eso pasa como cuando uno hace una obra en casa. Prefiero reabrir y que se termine una obra en condiciones.

— Lo cierto es que hay empresarios soportando pérdidas durante meses. ¿No hay manera de compensarles?

— El sector comercial se mueve por muchas variables pero, sinceramente, tanto Galicia como Mesa y López fueron diseñadas de la mano de los empresarios y vecinos y vecinas de la zona; no fueron impuestas. En otras épocas, se pagaban las obras cobrándole a los vecinos un impuesto especial porque era una obra que les iba a beneficiar, por eso existían en la ley las contribuciones especiales. No hicimos eso, sino al contrario: nos sentamos con los empresarios para incorporar sus ideas al proyecto. Y ese proyecto no se quedó en un cajón, sino que usamos el dinero de la MetroGuagua, que es un proyecto que transforma toda la ciudad. Las obras siempre generan molestias pero, una vez terminadas, siempre generan actividad económica y aumentan el valor de los comercios y las viviendas.

— En mayo hubo elecciones. ¿Pensó que la obra de la MetroGuagua podía pasarle factura?

— ¿En la campaña?

— Sí.

— No, porque ahí creo que la gente ya había asumido la importancia del proyecto. En particular la última semana de la campaña el debate estuvo en torno a otro asunto de la movilidad...

— ...los carriles bici.

— Sí, ese pareció ser el elemento fundamental del debate en esos últimos días de campaña. En todas las entrevistas me preguntaban y siempre contestaba que era normal, porque esos debates se generan en todas las campañas, pero yo siempre contestaba que estaba convencido de que había una mayoría silenciosa que entendía las medidas que estábamos poniendo en marcha. Las ciudades son un elemento primordial a la hora de apostar por luchar contra el cambio climático, y lo estamos viendo estos días en la Cumbre del Clima en Madrid. Más del 25% de los gases invernaderos los produce el transporte y en las ciudades el transporte es pieza clave en esa contaminación. El resultado de las urnas, si alguien interpretó las elecciones como un plebiscito sobre este asunto, fue muy claro. La gente ha apostado por algo que nosotros representamos: la movilidad sostenible. El vehículo privado seguirá existiendo pero es innegable que las ciudades deben caminar hacia la sostenibilidad, y eso pasa por actuar en materia de sostenibilidad.

— Mencionó antes el crecimiento de Tamaraceite. ¿No es hora de que esta ciudad se plantee si debe seguir creciendo, como polo de atracción para esa parte de la isla que se está vaciando?

— Cuando digo crecer, no me refiero estrictamente al crecimiento poblacional. Es verdad que este factor históricamente se entiende en las ciudades como un signo de prosperidad, pero esta ciudad ha perdido población en los últimos años. Ha empezado a ganar solo hace dos años pero no es un crecimiento brutal como fue en la ciudad a mitad del siglo XX, con barrios en malas condiciones que se iban poblando de manera intensiva. Ahora estamos transformando esas zonas para que se pueda vivir dignamente. Podemos crecer, pero también en calidad de vida, con mejores condiciones, mejores salarios.

— ¿Cómo se hace eso?

— Apostando por un urbanismo mucho más amable, teniendo una ciudad más organizada, sostenible, teniendo claro que nuestro gran ciudad es el turismo, pero hemos apostado por un turismo urbano que está funcionando. Y apostando también por nuestra gran industria, que es el Puerto.

— Ya que lo menciona, ¿no había otro sitio para la instalación del taller de megayates?

— Primero hay que decir una cosa: ahí no va a ir ningún astillero. Va un varadero, un centro deportivo de reparaciones navales, que es como se llama. En el Muelle Deportivo tenemos uno y al lado hay un restaurante abierto en el que come la gente sin problema alguno. Esta es una licencia en suelo portuario, que es un acto reglado en el que los políticos no intervenimos, pero más allá de esto, que sería la respuesta sencilla, es una apuesta por cambiar un entorno en el que desaparecen actividades portuarias y nacen otras de servicios. Eso permitió crear el acuario, construir la pasarela para conectar Las Canteras con la zona portuaria, y hay una lengua de agua que nos permitirá ver en esa zona yates que no caben en el Muelle Deportivo porque no hay calado y para que vengan esos barcos, es necesario que tengan una zona de reparación. Se pondrá casi lineal con el Muelle Pesquero, es decir, donde hoy hay una estructura de materiales peligrosos que parece que nadie ve y que tiene 14 metros de altura. Vamos, por tanto, a ganar un espacio para que lo disfruten los ciudadanos.

— Hablando de esa zona, ¿le gusta cómo está quedando la pasarela Onda Atlántica? ¿No cree que impacta visualmente demasiado para un volumen de usuarios que ya veremos si es mucho o poco?

— Eso lo veremos pero el Mercado del Puerto está aplaudiendo con las orejas, y con razón, además, porque además tendrán un parquin de Sagulpa que ahora será útil para ellos. Lo más importante es que será la conexión para los turistas con la playa de Las Canteras. Hay que esperar a que la pasarela esté terminada porque creo que será espectacular y nos ofrecerá otra vista de la ciudad. Se convertirá en un mirador para ver todo el istmo de Santa Catalina.

— En esta legislatura ¿veremos algún avance en la negociación ya iniciada por la Base Naval?

— Se ha avanzado mucho, hasta el punto de que ya nos hemos sentado con el Ministerio de Defensa. Veremos cuál es el futuro de la Base Naval en su conjunto, pero que haya un futuro retranqueo para que no haya la ruptura entre la Avenida Marítima y el paseo que acabamos de crear, es algo muy importante. No se trata de plantearles que se vayan ya, sino que podemos ganar todo. Porque tienen allí un Museo Naval que podríamos incorporar como oferta de la ciudad y que ahora creo que casi nadie sabe que existe. Se va avanzando.

— Siguiendo con ese tramo, ¿hay acuerdo con el Náutico para la remodelación de la zona o el Ayuntamiento impondrá la solución?

— No, no. Nuestra intención, como con la Base Naval, es llegar a acuerdos. Lo hablamos con la anterior directiva y ahora lo haremos con la nueva. También creo que podríamos ganar todos, porque ese es un edificio con una situación compleja, con una barrera de entrada, un carril bici delante... podemos hacerles un parquin que no sea una valla a la fachada, mejorar los accesos... Estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo.

— ¿Cómo se le explica a los vecinos de Las Rehoyas lo que pasa con el plan?

— Pueden tener la garantía de que su proyecto no tiene ningún retraso. Cero. Lo que se ha estado hablando es sobre proyectos que está previsto iniciar dentro de dos años. Que no se nos olvide que este es un plan que alcanza una década y que a su vez llevaba décadas de debate y nadie había movido un bloque. Estamos en tiempo y forma, y es el proyecto más ambicioso en la historia de la reposición de vivienda en Canarias, porque hablamos de 2.500 familias.

Otro asunto de reciente polémica: cuando el ciudadano asiste al relevo del jefe de la Policía Local, ¿debe preocuparse no tanto por el cambio sino por los motivos que lo fundamentan? ¿El informe para ese cambio no dibuja una situación de descontrol en materia de seguridad?

— Al contrario. Esta es la segunda ciudad más segura de las grandes de España. Lo dice el Ministerio del Interior y lo dicen también las empresas aseguradoras. Cuando se trata de cargos de responsabilidad directiva y se pierde la confianza, pues de toma una decisión y listo. Ha pasado en la jefatura de Bomberos, en la que ha habido tres responsables desde que soy alcalde, y son puestos de libre designación. Eso sí, son pérdidas de confianza que deben estar justificadas y toma la decisión el concejal, aunque al final intervengo yo porque debo hacerlo en ese relevo. Pero no hay que trasladar una imagen de inseguridad en la ciudad porque no es así.

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