En busca de la normalidad perdida
A medida que se asciende hasta la Cruz de Tejeda, pasando por San Mateo y los Llanos de Ana López, el olor a humo y el paisaje negro recuerda que no ha sido una pesadilla.
José L. Reina y Tejeda
Lunes, 25 de septiembre 2017, 10:27
En contraste, el verde pinar que sobrevivió a las llamas, da una imagen de optimismo y de esperanza a todos los enamorados de la cumbre grancanaria. El principal objetivo ahora se centra en recuperar la normalidad perdida, la añorada rutina que se vio interrumpida por uno de los peores enemigos que se pueda tener, el fuego. Las desérticas zonas recreativas, con los esqueléticos pinos canarios, se convierte en la mejor prueba de lo dura que fue la lucha.
Aurelio, propietario del restaurante La Cumbre, vuelve a abrir sus puertas tras escapar a duras penas del incendio, «ha sido horroroso, estuvimos hasta el último momento en el restaurante, intentando salvar todo lo que pudimos». Sus primeros clientes son los militares de la Unidad Militar de Emergencia, que se sientan en la barra a tomar café, con la mirada perdida, y un agotamiento latente.
Los vecinos aprovechan la mañana para limpiar todos los desperfectos e intercambiar relatos con los demás afectados. Muchos se sorprenden del buen estado en el que quedaron sus viviendas, a pesar de la intimidante escena natural que protagoniza el paisaje. Una vez en la Cruz de Tejeda, todas las miradas se dirigen a uno de los lugares más emblemáticos de la isla, el Parador de Tejeda, tristemente tan protagonista estos días.
A sus puertas, un rebaño de ovejas trashumantes se preparan para partir hacia el Faro de Teror, para luego seguir hacia San Lorenzo. Ellas también lucharán en silencio.