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El hombre que escuchaba a las vacas

El hombre que escuchaba a las vacas

Ceferino Peña Galván, de 91 años, fue el veterinario de El Rincón de Tenteniguada. Así lo conocían, por su buena mano para curar los animales. Hoy su historia inspira a los lugareños

Gaumet Florido y Valsequillo

Miércoles, 15 de julio 2020, 03:57

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Nunca vio «un colegio por dentro». La expresión es del propio Ceferino, pero al veterinario de El Rincón de Tenteniguada, en Valsequillo, como se le conocía, le bastaba con pegar la oreja a la vaca, o tentarla, para saber lo que tenía. Aprendió de gente como Antoñito Perera, de las Mesas de Galaz. Eso, más otro poco de talento personal y un mucho de experiencia. Se pasó toda su vida asistiendo animales. Ni sabe la de crías que ayudó a sacar. Fue partero de vacas, cabras y burras en Valsequillo, pero también en Maspalomas y Arguineguín los años en los que trabajó en las fincas del conde, en los años 60.

Asombra la memoria de Ceferino Peña Galván, que es como se llama, agricultor, buen hombre y padre de tres hijas. En noviembre cumple 92 años y relata su larga vida como un guion, diálogos incluidos. Su mano para curar animales debió ser genética. «Empecé de pequeño, con 14 años, a mí me cayó una vaca mala y como ya había visto a los viejos desangrarlas (practicarles sangrías), y la vi tan asoplada, me dije: voy a desangrarla». Estaba entonces en la Hoya del Gamonal, en San Mateo, porque de allí procedía su madre y allá arriba tenía animales y cultivaba tierras. De la Hoya se subió a buscar a Perera a las Mesas de Galaz para hacerle la consulta. Antoñito bajó con él y comprobó cómo aquel chiquillo se había bastado solo. La había curado.

Hoy suena a locura, pero entonces la isla se recorría así, a pata. Y la única GC-1 que existía era la de los caminos reales. La primera vez que se llevó a los animales a pasar el invierno a Doctoral (Santa Lucía de Tirajana) recuerda que hasta los becerros se le echaban, cansados. «A las dos de la mañana salí de la Hoya del Gamonal con siete reses, la burra y un borrico atrás, a las seis vine a llegar a Sardina, y anocheciendo, al Doctoral».

Pero caminar, caminó siempre. Desde que tuvo uso de razón. «Me crié desde esta tierra a la Cumbre, que no es sino risco, hoy no se produce nada, pero antes se sembraban todas esas laderas (se refiere a El Rincón), y es duro para un niño que con 6 años como yo salía de aquí para ordeñar unas cabritas que teníamos allá arriba, a la orilla del roque». Con pocos años más iba andando a la Hoya del Gamonal y regresaba «con una carga de paja a la espalda de 50 o 60 kilos para los animales que teníamos aquí».

«Lo mío fue siempre la agricultura, lo más malo que hay, y lo más trabajoso, ha sido muy mal pagado, pero nunca faltó la comida», afirma con cierta satisfacción. «Cuando no tenía gofio, partía un queso y venga, a comer queso y a beber suero». Para colmo, por circunstancias (su padre, con la guerra, estuvo siete años en el cuartel), le tocó cuidar de todos sus hermanos, un rancho de nueve. Cuando salió de la mili quiso emigrar a Uruguay, pero no pudo. Hacía falta en su casa. Era el capitán de aquella nave. Hoy sigue dando ejemplo.

Una trayectoria que guía el Día de las Tradiciones

Ceferino nunca cobró una peseta por sus visitas para curar animales. «Si acaso un buchito de café y a correr». Y eso que una vez casi le ocasiona un disgusto, cuando un veterinario profesional que operaba en las fincas del conde en Maspalomas le mandó a la Guardia Civil. El mayordomo de las tierras, don Marcial, que era como un alcalde, le salvó el pellejo. Todo lo que hizo Ceferino fue producto de su generosidad. Ese talante y su legado, como el de otros vecinos como él, inspiran y guían una nueva edición, este domingo, del Día de las Tradiciones de El Rincón de Tenteniguada. Habrá trilla, muestra de ganado, salto del pastor, ordeño, trasquilá de lana, elaboración de queso, oficios tradicionales, artesanía, recreación de escenas cotidianas de antaño y degustación de potaje, pan con chorizo, suero hervido con gofio o pella de gofio. Y todo eso a partir de las 10.00. Eso sí, los interesados han de saber que este barrio es pequeño. Conviene dejar el coche en Tenteniguada y subir en guagua hasta El Rincón. Habrá guaguas gratis desde las 10.00.

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