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El póker de la reina de corazones

El póker de la reina de corazones

Julio, Carlos, Miguel y Mario, los cuatro capítulos en la historia de amor de Isabel Preysler

S. Rodríguez

Miércoles, 28 de diciembre 2022, 10:12

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En febrero del año pasado, al cumplir los 70 años, en una entrevista a su revista de cabecera, a ¡Hola!, habló de los amores de su vida. De sus tres matrimonios y su unión, que hoy ya se escribe en pasado, con Mario Vargas Llosa. La reina de corazones, la mujer que más portadas ha protagonizado, dio además la receta para, pese a las rupturas, seguir manteniendo una buena relación con los ex. Así ocurre con Julio Iglesias, así sucedía con Carlos Falcó. «La mejor receta es no pelearse por la parte económica», dijo. Ya se la puede aplicar el premio Nobel de Literatura, el último de la lista en el corazón de Isabel Preysler, el que hizo el póker de reyes.

  1. Julio

    1971-1978

    Flechazo y boda embarazada

«En aquella época éramos muy jóvenes, felices, audaces… Todo nos parecía bonito y sin complicaciones ni consecuencias y resultaba muy fácil enamorarte Julio, ya entonces, tenía muy claro que el que más amaba era el más feliz…». Así describió Isabel Preysler su relación con Julio Iglesias. Se conocieron cuando ella tenía 17 años, recién llegada desde Filipinas a España, a donde sus padres la enviaron a estudiar para que se olvidara de un novio bastante mayor que él. Comenzó a frecuentar las fiestas de moda y... Flechazo. Ocho meses después se casaron, ella embarazada ya de Chábeli. Más tarde dieron la bienvenida Julio José y Enrique. En 1978 tomaron caminos por separado. En realidad, ya los habían emprendido tiempo antes, pero certificaron su ruptura.

  1. Carlo

    1980-1985

    El título nobiliario que ansiaba

Lo conoció en Marbella cuando aún no había conseguido los papeles del divorcio de Julio Iglesias. Dicen que entre los dos saltaron chispas. Meses después, en una discreta ceremonia, ya sin ataduras, se dieron el «sí, quiero». Al año siguiente nació Tamara. Pese a que Isabel Preysler ha dicho que con Carlos Falcó siempre sonreía. «Nos hemos reído mucho juntos. Tenía un enorme sentido del humor». Pero la relación no terminó de cuajar. Él quería vivir en el campo, ella no se amoldaba a esa vida. Rompió con él porque otro hombre, y no cualquier hombre, se cruzó en su camino. Para el marqués de Griñón, Isabel Preysler siempre fue el amor de su vida y acogió en su casa a Chábeli, Julio José y Enrique como unos hijos más en la familia.

  1. Migue

    1985-2014

    Su compañero, amigo y confidente

A la tercera fue la vencida y aún mantiene Isabel Preysler que si una enfermedad no se lo hubiera llegado seguirían juntos. El inicio de su relación fue todo un escándalo. Él, ministro. Ella, la ya bautizada como reina de corazones. La noticia salió a la luz e Isabel y Carlos Falcó llegaron a emitir un comunicado para asegurar que su matrimonio estaba bien. Nada más lejos de la realidad. El 6 de julio de 1985, Boyer dejó de ser ministro y se separó de su primera mujer. Ocho días después, Isabel Preysler y Carlos Falcó anunciaron su separación. Y el 31 de julio, Miguel Boyer se fue a vivir a casa de Isabel. Se casaron en 1988 y fruto de esa relación nació Ana Boyer. Durante más de 25 años fueron un sólido matrimonio al que solo la muerte pudo separar, tras casi tres años de enfermedad. Dice Isabel Preysler que «jamás me arrepentí de la locura de haberme enamorado de Miguel».

  1. Mario

    2014-2022

    La ruptura más dolorosa

La de Mario Vargas Llosa supone para Isabel Preysler la ruptura más dolorosa. En cierto modo, ha sido él quien la ha abandonado, llevado por unos celos que ella dice son infundados. Se reencontraron meses después de que ella enviudara de Miguel Boyern, en un compromiso de Porcelanosa en Londres. Y volvió a repetirse la historia: él se separó lo dejó todo por ella. Llegó a confesar Isabel Preysler que el éxito de su relación, el secreto de su felicidad, era que entre ellos no había ningún compromiso, que estaban juntos porque juntos se encontraban a gusto. Hasta ahora. La complicidad de la que presumían ha llegado a su fin.

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