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La mirada de un cineasta español al gran éxodo rural de Vietnam

La mirada de un cineasta español al gran éxodo rural de Vietnam

Con equipo y actores locales, el español Pedro Román se lanza a dirigir en Vietnam su primer largometraje, en el que centra su mirada en las crudas vivencias de una adolescente que abandona su remota aldea rural para buscar una nueva vida en la gran ciudad.

Efe / Ho Chi Minh (Vietnam)

Jueves, 1 de enero 1970

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Este autor de varios cortometrajes asegura que, pese a las trabas de rodar en vietnamita, los choques culturales y la censura, emprender este proyecto en un país con una industria cinematográfica muy pequeña tiene ventajas como tener acceso a los mejores profesionales locales.

"'La chica de Dak Lak' es una película que muestra cómo el choque entre la vida comunitaria del mundo rural y el individualismo transforma a una chica de 17 años que se muda a Saigón (oficialmente llamada Ho Chi Minh), la ciudad más grande del país", explica a Efe Román, de 33 años, en una cafetería de la urbe.

Afincado en el país asiático desde hace cuatro años, el joven director fue descubriendo a través de amigos y conocidos vietnamitas la cara oculta del espectacular progreso económico del país y se dio cuenta de que las desgarradoras historias de millones de migrantes urbanos merecían ser relatadas.

"Es una ficción, pero basada en cosas que me han contado. El cine en Vietnam retrata a las clases más acomodadas, pero me interesaba contar lo que le ocurre a esa otra gente que viene a la gran ciudad en busca de una vida mejor y con historias increíbles. De los más de 8 millones de habitantes de Saigón, 5 vienen de fuera", cuenta.

Su querencia por un estilo documental, emparentado con el neorrealismo italiano, le ha llevado a buscar a una actriz protagonista no profesional, originaria de la misma región que el personaje y con paralelismos biográficos.

"Tuvimos muchas candidatas y elegimos a una chica de 19 años de una familia pobre de campesinos. Vino a Saigón por primera vez para el casting y vimos una conexión con el personaje de la película que abandona el pueblo por la gran ciudad para buscarse la vida", explica.

Para ponerla en situación, le hicieron vivir en sus carnes algunas de las experiencias por las que pasa el personaje.

"Un día -comenta- le quitamos el móvil, le dimos un poco de dinero y le dijimos que fuera por la ciudad en busca de un empleo, como le ocurre a la protagonista".

En los últimos meses el director novel ha dejado su puesto de profesor de español en una prestigiosa escuela internacional para dedicarse a reunir un equipo de rodaje y conseguir la financiación que saque a la película de su actual fase embrionaria.

Para ello, ha lanzado una campaña de microfinanciación colectiva (crowdfunding) a través de la plataforma Indiegogo con la que espera en los próximos meses obtener un mínimo de 20.000 dólares que garantice la producción.

"En Vietnam se produjeron solo 26 películas el año pasado, todas en Saigón y Hanoi, y en España más de 100 con productoras en muchas partes del país. En Vietnam, una vez que consigues un contacto estás abierto a todos, es muy fácil conocer al resto. Tengo la suerte de contar con muy buenos profesionales de los que aprendo mucho", explica.

Uno de los obstáculos para cualquier cineasta que ruede en Vietnam, un país con un régimen socialista de partido único similar al de China, es la restrictiva regulación.

Los censores pueden eliminar escenas de miseria si consideran que no reflejan la realidad social del país, limitan la violencia y el sexo, prohíben que los personajes fumen o apuesten en juegos de azar, y vetan a todos los personajes que representen a fantasmas o espíritus.

Las restricciones no se suavizan para una obra como la de Román, que se rodará dentro del país pero tiene nulas probabilidades de proyectarse en suelo vietnamita, donde el cine independiente casi nunca llega a las salas comerciales.

Un reciente ejemplo es el filme "La tercera esposa", un filme vietnamita que recibió el premio RTVE-Otra mirada en el último Festival de Cine de San Sebastián y ni siquiera se ha estrenado en su país de origen.

"Creo que la película tendría más aceptación en Europa o América, donde hay un público más acostumbrado a este tipo de cine", opina Román.

Si consigue su objetivo, rodará durante la próxima primavera y terminará la postproducción de aquí a un año con la vista puesta en festivales internacionales que sirvan de escaparate para un estreno comercial.

"Si la película sale como la tengo en la cabeza, se estrena en España", afirma convencido.

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