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Clara Salgado (Efe) / Madrid
Jueves, 1 de enero 1970
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Las vacaciones de verano, ese momento tan esperado que trae consigo tiempo de relax para disfrutar de algunos días de descanso después de trabajar todo el año pero que no siempre vivimos con el objetivo deseado, ya que no terminamos de desconectar y, ni sacamos el máximo partido, ni obtenemos los mayores beneficios.
El estrés que origina que las vacaciones causen el efecto contrario al deseado pueden desaparecer si se siguen diez pasos y se lleven a cabo desde el inicio de los días libres hasta el final.
El dinero no puede estar rondando por la mente todas las vacaciones. Para solucionarlo y evitar el problema se deben anticipar los gastos, hacer una planificación y gestionar el dinero real.
Para más del 80% de los españoles, el dinero es el factor principal para decidir el lugar del destino en vacaciones, por lo que tener previsto un presupuesto aproximado de gastos ayudará a tener una visión real de la situación.
El hecho de no programar el día conseguirá disminuir el agobio, ya que, al contrario de la planificación económica, la del ocio no debe ser estricta.
Las escapadas cortas son muy rentables porque, cuanto más largo es el periodo de vacaciones más complicada es la vuelta y su adaptación, aunque esto influye en la capacidad de cada persona para adecuase a los cambios.
La autoexigencia no ayuda nunca, pero en tiempo vacacional menos, ya que no hay que tratar de hacer más cosas de las normales porque puede acabar convirtiéndose en otra fuente de estrés. En vacaciones se debe cambiar la obligación del “tengo que” por “me gustaría hacer”.
Ser positivo y abierto de mente siempre es un buen aliado, pero en la época estival es clave para evitar frustración y aprovechar al máximo cualquier momento.
Según varios estudios, el verano y el último trimestre del año es el periodo donde se producen más divorcios y separaciones. Para que eso no ocurra se recomienda conversar, tanto en familia como en pareja, ya que es cuando más tiempo pasamos juntos.
La aceptación es básica, ya que hay que ser capaz de asumir que en los días de descanso existen momentos donde no todo es maravilloso. Para evitar la frustración se debe aceptar que las vacaciones se pueden disfrutar sin la obligación de ser felices.
Conéctate a los sentidos y a ti mismo y desconéctate de las redes sociales, de las tecnologías y de las obligaciones del trabajo. Respirar aire puro, visualizar las olas del mar o saborear un buen plato son algunas de las cosas que nos hace disfrutar de nosotros mismos.
Alimentarse bien tiene que ser el objetivo de la rutina, ya que hay que intentar dar al cuerpo alimentos saludables que se verán reflejados en el estado de ánimo en cada día de vacaciones.
El ejercitar la mente a través de tu cuerpo durante los días de descanso es imprescindible, puesto que potenciará nuestra vitalidad y positividad. El hecho de practicar cualquier ejercicio mejorará el estado de ánimo para cuando comience la rutina diaria de nuevo.
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