
Torres, el mono, la escopeta y la munición
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El equipo del presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, llevaba semanas preparando el discurso de arranque del debate que repasa el estado de la nacionalidad. Para ello, se había hecho lo habitual: se encargó a cada consejería que resumiera lo conseguido en la legislatura, pues el debate tenía aroma a examen de fin de curso.
Todo eso saltó por los aires el 14 de febrero, Día de los Enamorados, cuando las flechas del amor se convirtieron en jabalinas del escándalo que cayeron sobre una docena de detenidos en el caso Mediador. Desde esa mañana, la consigna en el Gobierno y el PSOE era saber hasta dónde llega el «iceberg» del que habla la investigación, quién más sabía algo y no hizo nada y, sobre todo, quiénes eran los receptores de ese dinero que contaba y repartía el mediador Marco Antonio Navarro.
Era evidente que Torres tenía que decir algo en su primera intervención en el pleno y así lo ha hecho en la mañana de este martes. En el discurso que leyó en su iPad había varios párrafos en los que lamentó que se siembre la duda sobre las instituciones y las personas sin aportar pruebas y que se dé credibilidad a personas que no la tienen. Hasta ahí, sonó a que Torres minimiza el caso Mediador y no ve motivo para el escándalo. Pero traía en la chistera un conejo que anunció 'in voce': la personación del Partido Socialista en el caso.
Digamos que es una cal y otra de arena: por un lado se pide calma pero por otro se da un paso al frente. Esperemos a ver qué hace el PSOE cuando, una vez personado, otras acusaciones pidan que se revise la situación de Juan Bernardo Fuentes y el abogado que represente al PSOE tenga que definirse. ¿Seguirá los pasos de la Fiscalía o el parecer de la jueza? Ese será un momento clave.
Evidentemente, Torres habló de muchas más cosas pero también es evidente que la expectación estaba en lo que estaba, en lo que está y en lo que seguirá estando: la vergüenza nacional que es el caso Mediador.
Finalmente, solo un apunte: dijo el lunes la portavoz parlamentaria socialista, Nayra Alemán, que no hay que hacerle caso a «un mono con una escopeta». Tiene razón, pero por su bien deseo que la jueza y los investigadores de la Policía Nacional y la Guardia Civil no interpreten que se refería a ellos. Porque ellos conocían al «mono» cuando lo detuvieron en 2022 por una presunta estafa archivada en dos ocasiones, como también ellos se quedaron con «la escopeta», que tiene forma de dos teléfonos móviles. Y el problema no está tanto en el simio o en el arma, sino en la munición: esas horas y horas de grabaciones que llevaron, entre otras cosas, a Servicios Internos de la Guardia Civil a concluir que hay «otros actores» de la «trama delictiva».
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