El PSOE resuelve su pulso interno con Pérez al Senado y Acosta al Gobierno

Después de varias semanas de conflicto interno, las aguas en el PSOE han vuelto a su cauce dando curso a los pactos cerrados desde hace más de un mes: Santaigo Pérez fue designado ayer como candidato al Senado por los máximos órganos de dirección socialista y Blas Acosta se incorpora al Ejecutivo como viceconsejero de Economía.

Tras la carta de renuncia a su candidatura hecha pública el pasado domingo por el dirigente majorero Blas Acosta, quedaba practicamente despejada la opción del concejal de La Laguna, Santiago Pérez, para ocupar el escaño de la Cámara Alta dejado por Pedro Ramos, aunque hasta última hora se mantuvo también encima de la mesa el nombre de la grancanaria Elena Sáiz.

Finalmente, el secretario general, Ángel Víctor Torres, evitó la votación entre dos compañeros en la ejecutiva celebrada ayer que habria evidenciado un bando ganador y otro perdedor. La decisión de la dirección -que solo contó con tres abstenciones- fue ratificada anoche por el comité regional y la propuesta de Santiago Pérez se presentará al Parlamento para que sea votada en la sesión que comienza hoy, después de que este punto saliera del orden del día del pleno celebrado hace 15 días.

En la Cámara regional, lo habitual es que cada senador autonómico salga elegido con los apoyos de sus compañeros -el procedimiento impide votar en contra por «cortesía»- y, aunque las diferentes organizaciones han manifestado que esperarían a conocer el nombre del candidato antes de posicionarse -excepto el PP, que ya decidió su abstención hace dos semanas-, Coalición Canaria expresó su «confianza» en que el nombre elegido no fuera el de Santiago Pérez, que se ha convertido en la bestia negra para los nacionalistas en Tenerife.

Tras diez años de baja, Pérez se reincorporó a las filas socialistas el pasado mes de diciembre con un acto en la Agrupación municipal de La Laguna en el que estuvo toda la plana mayor del partido. El concejal volvía al PSOE con el compromiso adquirido desde el verano con el alcalde lagunero, Luis Yeray Gutiérrez, de que sería el sustituto de Pedro Ramos, sabiendo ya que éste se vería obligado a cesar en sus funciones como senador por motivos personales.

Esta vuelta en olor de multitudes no gustó a todos, pero quien dio la cara para expresar este descontento fue el entonces presidente del Cabildo de Fuerteventura, Blas Acosta, quien como el mismo indicó en su carta de renuncia el pasada domingo, «nunca formó parte de sus aspiraciones ser senador». Sin embargo, la propuesta de presentarse como candidato nació «como respuesta a un grupo de compañeras y compañeros» que le hicieron reflexionar «sobre la conveniencia de tal designación», compañeros no solo de Fuerteventura, sino también de Gran canaria, Lanzarote y El Hierro, mientras los palmeros de Anselmo Pestana se posicionaron con Tenerife.

Acosta -que renunció a la Presidencia del Cabildo de Fuerteventura la semana pasada- no escatima críticas hacia sus compañeros e indica que esperaba que su candidatura fuera rechazada «con argumentos o por consideraciones de oportunidad política». Sin embargo, le resulta «imposible de comprender, y menos de aceptar» que su «legítima» candidatura «se haya convertido en pasto de filtraciones y falsedades». Rechaza la consideración de que optaba al Senado para conseguir el aforamiento ante el Tribunal Supremo por las causas judiciales que tiene pendientes e indica que estas circunstancia se ha utilizado «para alimentar un supuesto debate jurídico que pretende anticipar el resultado de los procesos».