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Los partidos emergentes se desinflan

Los partidos emergentes se desinflan

Las formaciones que nacieron para cambiar el panorama político, Podemos, Ciudadanos y el ultraderechista Vox, han perdido miles de apoyos entre las elecciones generales del 28 de abril y las regionales del pasado domingo, un fracaso que solo puede explicarse por diferentes variables.

Jueves, 1 de enero 1970

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Los tres partidos «emergentes» que nacieron para cambiar el panorama político, Podemos, Ciudadanos (Cs) y el ultraderechista Vox, han perdido miles de apoyos entre las elecciones generales del 28 de abril y las de este domingo 26 de mayo, es decir, en un mes. El que más, la formación naranja que lidera Albert Rivera y que presentó en Canarias como candidata a la Presidencia a Vidina Espino, 89.433 votos se dejó este partido. Le sigue la formación morada de Pablo Iglesias, que presentó a Noemí Santana como candidata a presidir el Gobierno regional, quien logró 88.301 votos menos que el 28A. Y por último, el partido de «la España viva», del fundamentalista nacionalista Santiago Abascal, que ha perdido en un mes 46.377 votos.

La explicación, de momento, solo puede ser una hipótesis sobre la que trabajar, explica el sociólogo Gonzalo Rodríguez, presidente del Observatorio de Estudios e Investigaciones (OCEI), colaborador de Técnicos en Socioanalisis S.L. (TSA) y profesor de la UNED. A su juicio, las circunstancias son «muy variables» y es difícil achacar los resultados a una única causa. Con todo, es posible, admite, que una de ellas sea el «cansancio electoral» de dos procesos tan seguidos y una «campaña enormemente confusa y rastrera» cuando «la gente quiere más calma y estabilidad, por eso apuesta por los grandes partidos». Efectivamente, parece que buena parte del voto de estas formaciones ha vuelto a los partidos tradicionales, a la «vieja política» que representan PSOE y PP. De hecho, los socialistas aumentan el número de votantes y los populares salvan el tipo en Canarias conteniendo la debacle de Pablo Casado en las generales.

Según Gonzalo Rodríguez, el voto a Podemos, Cs y a la formación ultraderechista en las elecciones del 28A «venía motivado por elementos estatales más que de carácter ideológico». Los del ultranacionalista Abascal «por la unidad de España y el tema de Cataluña», explica el sociólogo, con «algún componente antisistema, cosa que también podemos ver en Podemos y Cs». La formación naranja, además, «planteaba cierto tipo de sorpaso al PP, y esa sensación de fracaso puede haber influido, como en el caso de Podemos y el PSOE», señala. Otra explicación, abunda el sociólogo, es que son comicios totalmente diferentes, de «primer orden y de segundo», y las elecciones «más cercanas», las regionales, «tienen otra motivación de voto», añade. En general, resume Rodríguez, «la explicación es la distinta naturaleza de las elecciones y que, sobre todo, para estos partidos su electorado es más volátil pues tienen una mayor debilidad en cuanto a infraestructura» territorial, algo que se puede comprobar al comparar las campañas electorales.

«Vox ha sido una auténtica burbuja»

A juicio del sociólogo y presidente del OCEI, los fracasos del partido ultraderechista Vox, Ciudadanos y Podemos tienen «naturaleza distinta». En su opinión, «las izquierdas son más protestonas, hay más egos y cierto supremacismo intelectual. Son menos flexibles», y eso, añade, «es lo que le ha pasado a Podemos». Los ultraderechistas, en cambio, «han sido una auténtica burbuja del fraccionamiento del PP» es «un refugio de esa parte cuasifranquista que estaba reunida en el PP desde el principio», apunta. Y Cs «llegó en un momento oportuno de tomar el centro la política, de confrontación. Atrajeron a un electorado nuevo y joven ajeno a la política y más centrado en su desarrollo profesional y familiar». Han perdido, «por la deriva estratégica y la ambición».

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