El 'Open Arms' supera el ecuador de su campaña en Canarias sin rescates a la vista
El objetivo de la ONG es concienciar y fomentar el pensamiento crítico con visitas al buque, que ya se encuentra en el Puerto de Las Palmas
Más de 70.000 personas han pisado este barco en los últimos diez años. No lo hicieron en calidad de tripulantes. Tampoco de turistas. Eran personas rescatadas de las garras líquidas del mar, la única salida que vieron a su infierno, llámese guerra, desastre natural o hambruna. Algunas de esas personas, incluso, llevaban muy poco tiempo en este mundo, pero conocieron pronto su lado más inhóspito. Y es que la misión a veces sorprende con bebés más muertos que vivos, que requieren de una intervención en el acto para que sigan respirando. Son de esas que difícilmente se olvidan.
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Así lo hacen saber miembros de la organización humanitaria Open Arms, cuyo buque arribó a Tenerife hace ya más de un mes, el pasado 28 de agosto, y que tiene previsto quedarse en el archipiélago hasta el 26 de octubre. La ONG supera, así, el ecuador de su campaña en las islas sin haber participado en ningún rescate. Tanto la entidad como el Gobierno de Canarias aclaran que su objetivo principal en las islas no es este, tarea que ya desempeña Salvamento Marítimo, sino concienciar y potenciar el pensamiento crítico con visitas a su ya emblemática embarcación. Eso sí, desde el primer momento se mostraron dispuestos a ayudar de hacer falta.
La organización inició este viernes sus jornadas de puertas abiertas en el Puerto de Las Palmas, donde estará presente hasta el 7 de octubre. Después emprenderá de nuevo el rumbo a la isla picuda y finalizará su estancia en el archipiélago en Lanzarote. Open Arms recibirá visitas tanto de escolares, entre 1.800 y 2.000 en todos los puertos canarios, y de la población civil.
Los viceconsejeros canarios del Gabinete del Presidente, Octavio Caraballo; de Bienestar Social, Francis Candil; y de Educación, José Manuel Cabrera, conocieron este viernes las inmediaciones del barco, en el que ondeaba la bandera palestina, y resaltaron la importancia de concienciar a la sociedad, sobre todo a los más jóvenes, sobre la «realidad del drama migratorio». «Es una ocasión que creíamos necesaria para que conociesen en primera persona el trabajo desarrollado en la zona del Mediterráneo y los valores que simbolizan frente al discurso de la xenofobia y el racismo», manifestó Caraballo.
Lo cierto es que los discursos de odio hacia las personas migrantes estuvieron más que presentes en la jornada. A nadie se le escapó el rechazo de Vox a la estancia de Open Armas en Canarias. Tampoco, las declaraciones de su líder, Santiago Abascal, pidiendo su hundimiento. Ante esto, la coordinadora pedagógica de la ONG, Ángeles Schjaer, enfatizó que reciben «más mensajes positivos» que de odio y que estos últimos muchas veces son «elaborados con inteligencia artificial».
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No obstante, lamentó que a lo más jóvenes les lleguen mensajes «distorsionados», que no se ajustan a la realidad, y que los adultos que tienen a su alrededor se queden de brazos cruzados. Desde la organización lo tienen claro, también salvarían a Abascal, o a personalidades con un discurso cuestionables desde el punto de vista de los derechos humanos sobre inmigración, como Donald Trump, si se estuvieran ahogando en el mar.
Por su parte, uno de los capitanes del buque, Ricardo Barriuso, quiso denunciar el «proyecto europeo, al que llaman Europa Fortaleza», que consiste en «intensificar el control de las fronteras», a través de la «deshumanización» y de «pasar por encima de los derechos humanos», pues lo único que interesa es que las personas migrantes «no lleguen».
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«No migran por capricho, sino por situaciones absolutamente insoportables», agrega, para luego enfatizar que desde Open Arms se trata a los migrantes, primero, con humanidad y, luego, con legalidad, «con todo lo que nos toca hacer como marinos y como ciudadanos», según lo que estipulan las leyes y convenios internacionales.
«Preocupa» un repunte en las llegadas ante el mar en calma
«Preocupación», es la palabra que más pronuncia el viceconsejero de Bienestar Social del Gobierno canario, Francis Candil, cuando habla del fenómeno migratorio en las islas. Por una parte, al Ejecutivo regional le inquieta que se produzca un «repunte»en las llegadas, ante la temporada de mar en calma. Por otra, la lentitud con la que se está ejecutando la orden del Tribunal Supremo, de que el Estado se haga cargo de mil menores solicitantes de asilo que están en las islas. «Se están haciendo derivaciones a cuentagotas, el ritmo es de 15 o 20 semanales», manifestó el viceconsejero, quien teme que, con el alargamiento de los plazos, muchos de estos jóvenes cumplan la mayoría de edad. Si esto ocurre, el Gobierno canario espera que el Estado les siga dando «cobertura».
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