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«El impacto de esta crisis en la economía será brutal»

«El impacto de esta crisis en la economía será brutal»

A pesar de reconocer la gravedad de la situación y sus graves consecuencias en el PIB y en el empleo, el presidente del Consejero Económico y Social confía en que las medidas puestas en marcha desde la administración contribuyan a paliar el actual escenario y critica duramente a la Unión Europea por mirar a otro lado y no aportar los mecanismos y recursos disponibles.

Jueves, 16 de julio 2020, 10:04

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— La situación no pinta muy bien

— La verdad es que no. Estamos en una situación que no tiene precedentes y es preciso hacer un sobreesfuerzo para superar un hecho absolutamente excepcional, primero en protección a la salud y luego en un escenario económico.

—¿Cuales cree que deberían ser las prioridades económicas en este momento? ¿Se están adoptando las decisiones adecuadas?

— Tenemos un problema con dos dimensiones. La primera es que se deben destinar recursos muy importantes al principal frente que tenemos abierto, que es la lucha contra el virus y la protección a la salud. Después aparece la segunda, que es la económica y viene derivada de ese esfuerzo descomunal para atender a la pandemia y conlleva destinar, a su vez, ingentes recursos a afrontar la crisis a nivel económico. Por eso, el Gobierno está autorizado a hacer las modificaciones presupuestarias pertinentes para cubrir ese frente. Ahí hay una derivada de dinero que no podemos calcular a cuanto ascenderá, pero será el necesario hasta que terminemos de resolver esta situación. Insisto, el objetivo primero es superar la pandemia. ¿Cuantos recursos absorberá? Lo que haga falta.

— Y para resolver ese primer objetivo se ha parado toda la actividad económica

— Es el segundo elemento a contemplar como consecuencia de las medidas insólitas adoptadas en sanidad, mandar a parar toda la economía salvo unos servicios esenciales. Pues habrá que adoptar medidas para ver cómo se hace frente a esa decisión. Si se para, hay un sinfín de empresas que mandan gente al desempleo y la administración tienen que tener una capacidad muy rápida para resolver ese escenario. Y ahí se han ido dando las respuestas precisas. Se ha puesto en marcha una maquinaria que ahora a final de mes - cuando vencen contratos, facturas, sueldos, hipotecas...-, veremos si dan resultado. Además, hay un sinfín de empresas que tienen compromisos con proveedores, facturas...

— ¿Y todas esas medidas no pueden generar problemas de liquidez en el sistema?

— Ese es el elemento clave para que todo siga funcionando después de haber mandado a parar toda la actividad económica. El flujo sanguíneo del sistema es la liquidez del dinero, el circulante. Para eso está la línea de avales del Gobierno de España y creo que en breve saldrá la del Gobierno de Canarias para implementarla pero, sobre todo, tiene que venir de la respuesta de la Unión Europea, que ahora más que nunca, tiene que adoptar medidas, ya sea como eurobonos o mediante la adaptación de los mecanismos de estabilidad a la nueva situación. Ahí estamos viendo la resistencia de los alemanes, los holandeses y algún país más, pero es absolutamente necesario, porque hemos parado la actividad y necesitamos nutrir el sistema.

— ¿Hubiera sido más fácil o más adecuado para mantener el sistema no parar todo al mismo tiempo sino que algunos sectores siguieran activos o cerrarlos de manera alternativa?

— No podemos olvidar que hay muchos sectores que siguen en marcha. Cada día vamos al supermercado, que cada mañana antes de abrir tienen una cadena de transportes que funciona, y los productos que venden los produce alguien... En nuestra vida cotidiana tenemos alimentación, tenemos agua, luz, comunicaciones.... Siguen llegando los barcos de mercancías y hay gente que les suministra agua y combustible... Además de los sanitarios y las fuerzas de seguridad, hay mucha gente que continúa trabajando.

— Lo que sí está parado es nuestro principal motor económico, el turismo, y además somos un territorio alejado. ¿Qué consecuencias tendrá para Canarias esta situación?

— Ambas cosas, el monocultivo del turismo y ser una región alejada, empeora sin duda la situación. Lo que en otras circunstancias son ventajas, nuestra dependencia de la actividad turística en un marco de esta naturaleza, con esta crisis provocada por la alarma sanitaria, se nos vuelve en contra. Somos más perjudicados que otros lugares no sólo en la coyuntura actual, sino en la perspectiva futura, porque para que nuestra principal actividad, el turismo, vuelva a coger velocidad de crucero, se tienen que producir tres circunstancias: obviamente, superar la crisis sanitaria; que las personas que son nuestros clientes superen su situación económica de manera razonable para destinar parte de sus ingresos al ocio; y tercero, y decisorio, el aspecto psicológico, que la gente se vuelva a sentir segura para decidir viajar.

— Dependemos también de la recuperación de nuestros principales mercados, Alemania y Reino Unido.

— Claro. Se tienen que recuperar economicamente, pero también se precisa una recuperación de confianza. Siempre se dice que la incertidumbre asusta al dinero, pero ahora hay incertidumbre sanitaria y la gente al principio preferirá ir de vacaciones a lugares más cercanos hasta que todo arranque.

— Todos los sectores y empresas con problemas se vuelven al Estado reclamando respuestas públicas. ¿Será viable?

— Por eso es importantísima la respuesta de Europa. Es trascendental su intervención en esta situación, no sólo por los muchos recursos que hay que gastar en la protección de la salud, que no sabemos hasta cuánto será, sino por los efectos en la economía. La Unión Europea tiene que actuar y tiene mecanismos y capacidad suficiente para hacerlo en estos momentos para afrontar esta crisis, sea con eurobonos o sea otra fórmula. Y es que en estos días difíciles, o en otros en los que se han planteado problemas graves, como la inmigración, este club europeo al que pertenecemos no está dando respuestas. Y ya está bien. El Banco Central Europeo ya adelantó unas medidas, el BEI también está actuando, pero los mecanismos más potentes no se están poniendo a disposición de los países. No se enteran de lo que está pasando y eso es de una gravedad inusitada.

— ¿No se enteran o no se quieren implicar?

— Desde hace mucho tiempo, cada vez que hay un problema de enjundia en la Unión Europea, priman los intereses nacionales frente a la visión de conjunto. Llevamos mucho tiempo huérfanos de la Unión Europea, y de ahí la proliferación en los últimos años de posturas nacionalistas extremas, movimientos excluyentes... y eso casa poco con la idea, génesis y objetivo de un elemento político como la UE. Ahora nos coge esta supercrisis y los tics que salen de antemano son esos de primar el interés nacional, pero este asunto es de tal envergadura que se debería superar esta situación de una vez.

— ¿Cómo afectará al PIB y al empleo esta crisis? ¿Qué proyección hace?

— Sería muy atrevido hacer alguna proyección. Se habla de un recorte del 2% del PIB, y eso me parece excesivamente corto. En el contexto general antes de la crisis, España era uno de los países de la UE que más crecía, aunque tenía un diagnóstico de ralentización importante y un crecimiento de un 1,8%. El impacto será importante. ¿Hasta cuando durará esto? No lo sabemos, pero el impacto será brutal. Por eso, más allá de lo que hace cada estado, hay que articular medidas de forma rápida y la UE tiene los mecanismos para, si esto se fuera de la mano, tener los recursos para, en un horizonte temporal razonable, atajar las consecuencias de esta situación hasta que las cosas se pongan en marcha, que teniendo en cuenta nuestras características, será un poquito más tarde.

— Normalizar va a costar tiempo

— Normalizar nos va a llevar mucho tiempo. Una vez resolvamos la crisis sanitaria, que es la prioridad, podremos destinar los recursos que ahora dedicamos a esta emergencia a implementar los que ahora dedicamos a la situación económica. Estamos con dos fuegos encendidos, si resolvemos el principal que es la protección a la salud, tendremos más recursos para la situación económica. E insisto, sería terrible que la UE nos fallara en este asunto.

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