Los Llanos de Aridane anuncia su intención de limpiar de colada la parte de los nichos de Los Ángeles que sea posible y la instalación de un monumento a la memoria de los allí enterrados
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Hay un cementerio en La Palma donde las flores no tienen dueño aparente. Ni nombre ni destinatario. Lo tienen, pero solo lo sabe quien las puso. Le dan un toque de color al negro azabache de una tumba de lava, aunque, claro, no fue esa la intención. Son un gesto de recuerdo a un ser querido que ahora está detrás del impresionante brazo de colada que se coló en el camposanto de Nuestra Señora de Los Ángeles, en Las Manchas.
Los familiares de los fallecidos enterrados en este ya icónico cementerio usan el frente de lava que dejó el Tajogaite para depositar estos tributos a sus difuntos. Otros recurren a la valla con la que el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane impide el paso a la zona invadida por el malpaís. Los agujeros que forman el entramado metálico les valen de improvisado soporte para sus pequeños homenajes florales.
La estampa sobrecoge. Impacta asumir, una vez más, que la naturaleza, cuando se abre paso, no pide permiso. Ni entiende de valores humanos ni religiosos. El mismo volcán que tumbó la iglesia de San Pío en Todoque se tragó parte del cementerio de Las Manchas, invadido tristemente el 25 de noviembre de 2021 por una colada muy líquida y fluida. Rodeó otras casas que encontró a su paso, pero en este reposo eterno entró como Pedro por su casa.
Según datos aportados por el Ayuntamiento, la colada afectó a 3.000 de los 4.000 nichos que alberga este camposanto. También inutilizó las instalaciones anexas del tanatorio y del crematorio. Este último, además, era el único con el que contaba La Palma. El cementerio volvió a estar operativo a finales de 2022 y desde entonces ha convivido con las huellas del desastre que dejó la lava. Un año después, en diciembre de 2023, se recuperó el servicio de inhumación después de que se habilitaran 160 nichos. Durante esos dos años inactivo, los fallecidos de Los Llanos se enterraban en el camposanto de El Paso.
Tierra Bonita se quejó este verano de la poca claridad del gobierno local sobre el futuro del cementerio sepultado
Pero este verano uno de los colectivos de afectados por el volcán, Tierra Bonita, difundió públicamente su inquietud por el definitivo destino que se le va a dar a la parte sepultada del cementerio. La asociación se queja de «desinformación» o de «información confusa y poco clarificadora». Y alude, entre otras cosas, a un comunicado municipal de marzo de 2022 en el que se anunciaba que sólo se retiraría la ceniza, se estabilizarían las estructuras y se trasladarían los restos.
En esa nota, Tierra Bonita no ocultaba sus sospechas de que el Ayuntamiento pudiera tener pensado convertir el cementerio en un «atractivo turístico» y reclamaba un pronunciamiento claro sobre qué se iba a hacer.
El alcalde, Javier Llamas, en declaraciones a este periódico, recordó que el Ayuntamiento licitó y ya adjudicó un proyecto de ampliación, urbanización y acondicionamiento que cuenta con un presupuesto de 1,1 millones de euros. «Contempla tanto la construcción de nuevos nichos como nichos de restos», explica. En esta nueva parte del cementerio se proyecta instalar un nuevo crematorio y, como novedad, otro para mascotas. Y anunció que, aprovechando que la semana pasada se abrió un nuevo ramal del Camino Aniceto, de él partirá otra vía o ramal por la zona norte del camposanto, que contará, por tanto, con otro acceso alternativo.
Respecto a la parte sepultada, indicó en que «se va a trabajar en retirar parte de la colada que afecta a nichos que siguen estando en pie». La idea es recuperar todo lo posible de la zona dañada. Y avanzó que se pretende «levantar un monumento a la memoria» de los allí enterrados.
En este punto Llamas parece dar respuesta a una reiterada demanda de muchos familiares de los fallecidos inhumados en Nuestra Señora de Los Ángeles. Ante las dudas de si se podrá o no recuperar la parte sepultada, que algunos tampoco ven muy necesaria, sí reclaman que al menos se instale un monolito o similar en el que figuren los nombres de aquellos a los que no se podrá acceder por culpa de la colada.
El propio presidente de Tierra Bonita, Francisco Rodríguez, que tiene seres queridos en este camposanto, reivindica algún tipo de monumento de homenaje y recuerdo en memoria de los cuerpos que han quedado sepultados.
Por su parte, el proyecto de ampliación incluye la construcción de 300 nichos más para inhumaciones y otros 700 para restos, además de dos aseos, según informa el Ayuntamiento.
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