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Fallece Carmelo González, alma de la casa canaria en Cuba

Fallece Carmelo González, alma de la casa canaria en Cuba

El presidente de la Asociación ‘Leonor Pérez Cabrera’ murió en La Habana a los 85 años tras dedicar toda su vida a facilitar la vida de los miles de isleños en la isla caribeña.

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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La casa de todos los canarios en La Habana no será lo mismo sin su alma máter. El presidente de la Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera, Carmelo González Acosta, falleció este miércoles en La Habana tras toda una vida dedicada a mejorar la vida de los miles de isleños que residen en la isla caribeña. Natural de Las Palmas de Gran Canaria y de 85 años de edad, González llegó a Cuba en 1950. Prácticamente desde entonces, se convirtió en una pieza imprescindible en el trabajo de aglutinar a la numerosa comunidad canaria que llegó a La Habana en busca de una vida mejor.

Desde su puesto de presidente de la casa canaria en Cuba, Carmelo González luchó para conseguir fondos del Gobierno autonómico para ayudar a los inmigrantes y a sus descendientes, sobre todo en la etapa en que el boicot norteamericano a Fidel Castro empeoró las condiciones de vida en la isla caribeña.

Además, el presidente de la Asociación Leonor Pérez Cabrera ejerció de anfitrión de todos los presidentes canarios que visitaron la isla caribeña durante décadas. En la emblemática casa de canarias de La Habana, justo en el centro de la capital de Cuba, estuvieron Manuel Hermoso, Adán Martín, Román Rodríguez y hasta hace poco Fernando Clavijo.

González lideró con su afable trato y toque caribeño una organización de emigrantes canarios en Cuba que cuenta con unos 45.000 asociados, de los que casi 300 son nacidos en el archipiélago. Los canarios tienen en la isla de Castro casi millón de descendientes que siguen utilizando los 139 locales que la asociación tiene repartidos por todo el país.

En varias entrevistas concedidas a CANARIAS7 y en especial en una realizada por Ignacio Sánchez Acedo, Carmelo González explicaba el amor por Canarias que continúan teniendo los isleños y sus descendientes. Ese cariño y recuerdo de las islas -Carmelo González encabezó varias delegaciones que vinieron a conocer sus raíces- se mantiene «intacto» gracias a que desde la asociación que dirigía impulsaban el folclore, el baile, la música del archipiélago.

Además, el alma de la casa canaria en La Habana tenía entre sus principales objetivos que el tiempo no alejara a los jóvenes de sus raíces, algo que ligaba sin tapujos a la supervivencia de la asociación que presidía.

Como ejemplo de su incansable trabajo, Carmelo González logró varios galardones, además del reconocimiento público a su trabajo con varios actos celebrados en las islas. Su último objetivo: conseguir que el Gobierno de Canarias se comprometiera a cederles un molino con el que elaborar gofio que después iba a entregar gratis a los isleños, como son conocidos los descendientes de canarios en la isla caribeña.

Con su muerte se va también una forma cercana de hacer política «de la buena», como le gustaba decir cuando se refería a sus constantes llamadas al Ejecutivo autónomo para conseguir más fondos y mejorar así la vida de los isleños. Carmelo González y su constante sonrisa era un cubano más, convencido castrista, pero sobre todo un canario que nunca olvidó a la tierra que lo vio nacer y que comprendió la importancia de mantener esos lazos. Descanse en paz.

Fiel a sus amigos. Aunque emigró a cuba en los años 50, González mantuvo siempre lazos con el archipiélago, a donde viajaba periódicamente para no perder el contacto con su tierra. González mantenía en la capital grancanaria, su ciudad de nacimiento, numerosos amigos.

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