«Se está creando una mala imagen del inmigrante que no es real»

-¿Como marroquí, cómo está viviendo la llegada masiva de pateras y el trato que reciben las personas que van a bordo?

-Yo soy de origen marroquí, pero también me siento canario y estoy muy indignado con todo lo que está pasando. Por un lado, porque la política migratoria que está llevando a cabo el Gobierno está afectando de mala manera a las islas y por otra porque se están vulnerando constantemente los derechos de nuestros paisanos. Además, no sé muy bien con qué intención, se está generando una imagen negativa de la comunidad inmigrante que no es real y se extiende al resto. Por ejemplo, yo llevo aquí instalado desde hace treinta años, tengo mi familia y mi trabajo, y la gente si me ve por la calle al final me juzga por mi raza, me pueden mirar mal pero no saben si soy irregular o si estoy integrado o no.

-¿Cree que el racismo que se está percibiendo en la población es algo estructural o es consecuencia del momento?

-El problema es que se está dando a entender que los que vienen están mejor atendidos en los campamentos que el resto de la gente. Se habla de que se les da dinero y comida a costa de los canarios y eso genera enfrentamientos, pero no es una imagen real. Están como en una cárcel con régimen abierto. Si vas con comida, incluso, después de la supuesta hora del almuerzo, te la quitan de las manos porque no están bien alimentados. Si fuera tan cómodo vivir en esas condiciones, ¿por qué otra gente no se interna allí también? No es nada agradable, pero no lo entienden.

-¿Cómo se podrían favorecer las relaciones entre los inmigrantes y la población canaria?

-Hay que contarles la verdad, entrar en los campamentos y que se vea lo que pasa, porque ahora mismo no dejan ni a los periodistas ni a las asociaciones. Creo que si se llegara a hacer un verdadero trabajo de investigación en ese campo cambiaría la perspectiva de muchas personas, pero por algún motivo no interesa y las verdaderas víctimas siguen siendo los inmigrantes.

-A su juicio, ¿qué prácticas debería corregir el Gobierno?

-Simplemente debería cumplir la Constitución, que es muy clara: el artículo 15 prohibe los tratos inhumanos o degradantes, y el 14 dice que ante la ley no puede prevalecer discriminación alguna por razón de raza o religión. Son derechos fundamentales que se tienen que aplicar a cualquier persona y no se están cumpliendo. Se supone que estamos en un estado democrático, que las personas son libres, pero vemos que los inmigrantes se sienten aprisionados, están malnutridos y tienen miedo de que los echen. En el tiempo que llevo aquí no había visto algo similar.

-¿Los chicos han transmitido a la asociación problemas a la hora de viajar?

-Claro. Nosotros intentamos ayudarles en todo lo posible, pero habría que preguntarle al ministro el por qué no les dejan. Si alguien tiene pasaporte y un billete debe poder salir. Ya nos hemos quejado muchas veces de este y otros temas. Cuando hemos ido a tocar a la puerta de los centros, no nos han dejado pasar, así que hemos ido también por la calle repartiendo nuestro teléfono a las personas que nos encontrábamos para que nos contactaran si requerían un traductor, por ejemplo, buscarles un abogado o algún tipo de orientación.

-¿Sobre qué cuestiones les suelen preguntar?

-Nos llaman para que les expliquemos cuál es la situación y que les busquemos una solución. No es algo que esté en nuestra mano, no somos políticos, pero no entienden qué pasa. Por eso les intentamos ayudar, da igual si son legales o ilegales, aquí somos todos una familia. Con esto quiero mandar también una carta abierta a la Delegación del Gobierno para que colabore con la Asociación de Ciudadanos Marroquíes, porque hasta ahora no nos han contactado como a otras organizaciones y creemos que podemos ser útiles. Nos hemos movido por nuestra cuenta, pero si podemos servir de algo más, aquí estamos.

-Y el Consulado de Marruecos, ¿se ha pronunciado?

-El Consulado no está haciendo nada. Para nosotros, mejor que cierre porque no está defendiendo a sus ciudadanos, solo se limita a expedir pasaportes. Cuando expulsaron a los chicos del Canarias50, nosotros estábamos allí en primera fila junto a Somos Red, que se portaron muy bien, para ayudar en lo que hiciera falta. La noticia salió en todos los medios de comunicación: los voluntarios dando comida y mantas porque se quedaron en la calle, lloviendo, y por allí no apareció ni un solo funcionario para mediar en la situación.

-Precisamente, este caso ha sido uno de los ejemplos más sonados ante la creciente tensión en los recursos. ¿Cree que están justificadas las protestas?

-La gente que viene de Marruecos normalmente no es por hambruna sino para mejorar su calidad de vida. Es gente joven que tiene estudios y va a Europa. Canarias es solo el primer paso porque estamos justo al lado, pero cuando llegan y ven que los tratan peor que en su propio país es normal que protesten. Yo también protestaría. Por el día están tirados en los parques, en las calles, en las iglesias y están gastando dinero de su propio bolsillo, el que les envía su familia. Creo que el Gobierno debería apostar por otra solución.

-¿Cuál?

-Si no van a dejar que continúen a su destino, que les den una residencia de un año, por ejemplo, para que puedan trabajar. Ya se ha hecho en algún país de la Unión Europea y es una manera de regularizar a las personas, que aporten algo y evitar que se aprovechen de ellos. Las autoridades tienen que apostar por las relaciones con los inmigrantes, porque este no es un problema que vaya a desaparecer. Marruecos y Canarias son vecinos y por tanto deben convivir. Además, esto no es solo algo de aquí, los canarios ya emigraron anteriormente, en Latinoamérica lo hacen, es un movimiento internacional.