Cambiar el equipo... en las semifinales

Ahora que estamos en modo futbolístico a cuenta de la Eurocopa que coronará hoy al nuevo campeón, es como el seleccionador Sánchez, antes de que los suyos saltasen al campo, presentase una nueva lista y cambiase a un tercio de los futbolistas. Pero no para quitar a los teóricos titulares y poner a los suplentes de siempre, sino para mandar literalmente a casa a los centrales y el 'trivote' para colocar en su lugar a un puñado de recién llegados. Savia nueva en el tramo decisivo, diría Luis Enrique convertido en Sánchez. Y quién sabe si le puede salir bien la jugada... o acabar encajando una goleada que provoque el despido del seleccionador.

Lo único claro con el cambio anunciado ayer es que a Sánchez no se le pasa por la cabeza un adelanto electoral. Ha hecho una remodelación con el objetivo central de que el Partido Socialista remonte en los sondeos, factor clave para que él pueda seguir como presidente en el siguiente mandato. Claro que para eso también es preciso que la otra parte contratante -Unidas Podemos- no se hunda electoralmente y ahí empieza la primera gran duda de esta crisis: ¿cómo se explica que no salga ninguno de los ministros del partido morado? Ahora va a resultar que el gran problema era Pablo Iglesias y que Garzón, Castells y compañía eran los mejores gestores... Sánchez mantiene en el Consejo de Ministros al ministro que recomienda comer menos carne y a su homólogo de Agricultura, que puso el grito en el cielo por la campaña de Consumo, con el añadido de que el presidente es de chuletón al punto... Ayer ya circulaba el chiste según el cual Garzón había montado una barbacoa en su casa para celebrar la continuidad en el cargo. Porque lo que Sánchez bendice es una convivencia manifiestamente mejorable y en apariencia aparta a los suyos que actuaban como dique de contención frente a Podemos: Carmen Calvo en lo relativo a las leyes que salían del departamento de la ministra Irene Montero y Ábalos por su pulso también con los morados a cuenta de la regulación del mercado de la vivienda.

En cuanto a lo de Ábalos, otro factor a tener en cuenta: deja la secretaría de Organización del PSOE, lo que abre un melón que se encargará el propio Sánchez de cerrar. Esa renuncia encaja mal con la salida de Iván Redondo de la fontanería de Moncloa: si este se marcha porque es el partido quien toma las riendas en el Gobierno, ¿entonces por qué se va Ábalos del cargo orgánico? Y todo ello con la entrada en el poder de Óscar López, amigo personal de Sánchez: o sea, que salen unos amigos y entran otros... Extraña forma de entender el valor de la amistad y su papel en la gestión pública. Pero ya se sabe que los presidentes, cuando llevan un tiempo, no son amigos de la imagen que devuelve el espejo: también se decía que Zapatero y López Aguilar tenían mucha sintonía... y ya vimos que no le tembló al mano para sacarlo del Consejo.

Igualmente hay cosas difícilmente explicables: Iceta llegó para reorientar el modelo territorial y a los pocos meses se le envía a Cultura y Deportes. O sea, de arreglar el lío catalán a acompañar a la delegación española en los Juegos de Tokio. Veremos cómo lo resume Iceta en uno de esos haikus (poemas breves) japoneses que tanto le gustan.

Este cambio de futbolistas antes de jugar la semifinal tiene una lectura canaria especialmente relevante. Ahora toca volver a empezar, de manera que Torres, Román Rodríguez y compañía tendrán que repartir un breve resumen de lo que es el REF y lo que significan la lejanía y la insularidad entre ministerios de gran calado para Canarias. Es más: en los últimos días Torres se había prodigado en gestiones, reuniones y llamadas con ministerios que ahora asisten a la llegada de nuevos hombres y mujeres al frente. Y ahí es también relevante lo que pase con el área de Organización en el PSOE, pues cada vez que había un problema con Casimiro Curbelo, se echaba mano de Ábalos para ayudar a desatascar la situación.

Se salva, eso sí, de la quema la ministra Carolina Darias. Algunos la habían incluido en la lista de los cambios pero ya se sabe de la habilidad de la política grancanaria para mantenerse a flote. Con la campaña de vacunación cogiendo al fin velocidad de crucero, ahora habrá que ver si su equipo ya ha aprendido la lección y no anuncia medidas restrictivas sin tener primero el respaldo de Moncloa.

Queda también en clave canaria un cambio de gran calado: la salida de González Laya de Exteriores. Es la cabeza que se pone en bandeja ante Rabat para desatascar la crisis diplomática. Cuesta mucho pensar que ella sola decidió dar entrada de tapadillo al líder del Polisario pero así es la política: siempre sale perdedor el eslabón más débil. En su lugar, Sánchez se decanta por una persona de su máxima confianza. Pero, sobre todo, y en especial de cara a Europa, el presidente lanza un mensaje claro: la hoja de ruta económica y la gestión de los fondos europeos queda en manos de Nadia Calviño. Porque ella es la única ganadora con todos estos cambios.