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Imagen de la manifestación que se celebró el sábado en Madrid para exigir una respuesta del Gobierno español. C7

Más de 30 activistas saharauis están retenidos en Barajas sin que el Gobierno de España les dé asilo

Los activistas han iniciado una huelga de hambre para pedir su libertad. Su abogada denuncia que no se están cumpliendo sus derechos: «Son presos políticos»

Agencias

Madrid

Domingo, 22 de septiembre 2024, 23:12

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Una treintena de activistas saharauis están retenidos en el aeropuerto de Barajas desde hace varias semanas sin que España les dé asilo. Ante ello los activistas han iniciado una huelga de hambre denunciando, además, las condiciones de «insalubridad» en la que permanecen allí y pedir al Gobierno de España que cumpla con su «deber» de asilo político y les conceda la libertad.

Así lo ha confirmado a Efe Fátima Fadel, abogada de algunas de estas personas, que ha detallado que la protesta comenzó el sábado y está siendo secundada por 29 activistas de los «más de 30» que se encuentran en el aeropuerto de Barajas, todos ellos hombres distribuidos entre las terminales 1 y 4.

Por su parte, fuentes del Ministerio del Interior informaron a Efe que a mediodía de ayer domingo no consta ninguna comunicación oficial a las autoridades policiales de Barajas de que haya ningún saharaui en huelga de hambre.

El pasado sábado, una veintena de manifestantes, muchos de ellos familiares de los treinta activistas saharauis retenidos en el aeropuerto de Barajas, reclamaron frente a la sede del Ministerio de Interior en Madrid su libertad y la concesión de asilo en España, y denunciaron las condiciones «infrahumanas» en las que, aseguran, viven allí a día de hoy.

Estas personas, denunciaron, son «presos políticos» perseguidos por Marruecos por sus labores de activismo.

Fadel asegura que la situación es de «extrema gravedad». «Hay chinches, vemos sus cuerpos con señales de las picaduras. Se quejan de que están comiendo la misma comida desde hace 20 días. La situación de higiene es terrible, sumada ahora a la huelga de hambre… No ven el sol, prácticamente están presos, esas condiciones son de una prisión», afirmó a los medios de comunicación la abogada.

Las abogadas resaltan que Interior trabaja con intérpretes del dialecto árabe marroquí y no en el que ellos hablan

En paralelo, la abogada ha trasladado que hay «siete personas» de las 30 retenidas que tienen vuelos previstos para salir de España a Marruecos, a ciudades como Casablanca o Rabat, lo que provocará, ha augurado, su encarcelamiento por su labor activista. «No se están valorando las pruebas ni el relato que están denunciando», lamentó la letrada.

Fadel criticó la «negativa absoluta» del Ministerio del Interior de «valorar los casos» y «tener en cuenta las pruebas contundentes» de las solicitudes de protección.

«No estamos hablando de simples indicios por los que se solicita la protección, sino que son expedientes que están justificados, están documentados y son personas que están fuertemente perseguidas», subrayó.

«El Ministerio del Interior y, concretamente, la oficina de auxilio de refugio, no está valorando las pruebas que se están aportando en las solicitudes. Son personas que si vuelven a los territorios ocupados, sus vidas corren peligro», agregó.

El Gobierno de España está obrando de manera «ilegal» al no cumplir el procedimiento de asilo ni las garantías que recoge la ley de asilo, indicó la abogada, que también ha trasladado que en algunos casos se han encontrado con «irregularidades» como las traducciones ofrecidas a las personas saharauis, que, dicen, han sido en el dialecto árabe marroquí darija y no en hassania, su lengua materna.

La abogada Dania María Dávila, que representa a algunos de los activistas, abundó en el tema de los intérpretes. «Hay una recomendación del Defensor del Pueblo que dice que a los saharauis se les debe poner un traductor en su dialecto (hassania), que es el dialecto que ellos entienden, comprenden y hablan, no debe ser nunca una persona o un traductor de origen marroquí por el conflicto político que sabemos que hay. O sea, poner un traductor marroquí a un saharaui es como ponerle un traductor ruso a un ucraniano o como poner un traductor de origen israelí a un palestino», recalcó la letrada.

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