'The Bear', sin estrella
La serie ya no habla del trabajo que nos devora la vida, de volver a las raíces, del legado familiar, de adicciones...
Hay series que se consumen con la misma inercia del que rebaña con la cucharilla el fondo de una tarrina de helado de litro: para ... acabarlas. Al quinto episodio de los diez que componen la tercera temporada de 'The Bear' te das cuenta de que nunca va a salir el primer plato.
La serie de Disney Plus ya no habla del trabajo que nos devora la vida, de volver a las raíces, del legado familiar, de adicciones, del barrio, de la ética del trabajo, del duelo, del orgullo de clase. No. Solo habla de sí misma, llevando al paroxismo el estilo nervioso y crispado que captura el frenesí de una cocina, antaño cuchitril de comida rápida y ahora bistró aspirante a estrella Michelin.
El torturado Carmy (Jeremy Allan White) sigue castigándose por haber preferido el trabajo al amor, mientras el nervioso primo Richie (Ebon Moss-Bachrach) contempla cómo su ex ha rehecho su vida con un buen tipo. Diez capítulos y la ambiciosa Sydney (Ayo Edebiri) continúa pensándose todavía si firmar el contrato en esa casa de locos o aceptar la oferta de trabajo de un chef rival.
Diez capítulos para remachar una y otra vez que los cocineros se realizan proporcionando placer a los demás. Diez capítulos de estrés sobre los fogones, discusiones, gritos y caídas de ojos saltones del protagonista; si tienen como objetivo poner de los nervios al espectador y prescindir de un mínimo hilo argumental, sin duda lo consiguen.
De la misma manera que algunos platos de alta cocina pueden ser una tomadura de pelo, 'The Bear' juega a provocar a un comensal que se queda sin paciencia y con hambre. Solo está rico el capítulo que dirige Ayo Edebiri, un 'flashback' en el que conoceremos cómo Tina (Lisa Colón-Zayas) entra a formar parte de la plantilla del restaurante.
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