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Kendall Roy, un perdedor en la piel de un tiburón

Kendall Roy, un perdedor en la piel de un tiburón

El personaje al que encarnó Jeremy Strong en 'Succession' se pasó la toda la serie intentando destronar a su padre

I. Cortés

Domingo, 9 de junio 2024, 00:29

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Lo intentó todo para hacerse con el control de Waystar RoyCo, pero al final de 'Succession' su destino fue el más amargo posible: con la mirada perdida, frente al East River en Nueva York, y quién sabe si pensando en acabar con su vida.

Y no todo se le puede echar en cara porque lo cierto es que Kendall Roy estaba predestinado a ser el CEO del grupo de medios de comunicación y entretenimiento que dirigía, con mano de hierro, su padre Logan cuando el patriarca se retirase. Así se lo confió este a Kendall, su segundo varón y el mayor de los tres hijos que tuvo con Caroline Collingwood, su segunda esposa, cuando tenía tan solo siete años. A partir de entonces, como futuro heredero, Kendall vivió a la sombra de su padre, tratando de demostrar su valía constantemente, mientras batallaba contra su tendencia a las adicciones y mantenía una difícil relación con su exesposa y sus hijos.

El actor Jeremy Strong borda a esta frágil figura, un antihéroe trágico, mezquino y lleno de complejos, que se desvive por agradar a su padre, al tiempo que lucha con sus otros tres hermanos -Connor, un medio hermano de otra madre, Roman y Shiv- por el control del imperio. Precisamente, los primeros compases de la ficción ya dejaban entrever las dinámicas tóxicas en la familia. Durante su 80 cumpleaños, Logan anunciaba que seguiría siendo director ejecutivo del conglomerado de forma indefinida, pero sufría un derrame cerebral que llevaba a Kendall a convertirse en CEO interino y a Roman en director de operaciones. Acarició entonces el poder y el éxito, pero tras recuperarse del infarto cerebral, la lucha encarnizada por el control se recrudecía.

A lo largo de la ficción, creada por Jesse Armstrong, Kendall se mostró como un tipo sin escrúpulos ni líneas rojas, un tiburón dispuesto a hacer casi cualquier cosa para hacerse con las riendas de Waystar Royco. Sin ir más lejos, en la primera temporada, de trama edípica, intentó destronar a su padre planeando un voto de censura que salió mal y, después, una adquisición hostil que se frustró cuando, bajo la influencia de drogas, atropelló al proveedor de catering de la boda de su hermana. A todo ello hay que sumar las alianzas y traiciones familiares, una constante a lo largo de las cuatro temporadas del serial, y en la última entrega el facilitar el camino al poder de un candidato presidencial de corte fascista, un punto este que conectaba directamente con el presente de EE UU.

Pero al final Tom, el esposo de Shiv, se hacía con la dirección de la compañía y Kendall lo perdía todo: su acceso a sus hijos, su matrimonio, su padre, a su hermano y hermana. Y, finalmente, perdía la única cosa que siempre quiso en su vida, que es ser CEO y seguir los pasos de su padre. Y cuando pierdes de vista tus objetivos y tu camino, solo queda el vacío.

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