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Sidse Babett Knudsen es Birgitte Nyborg.
Crítica de la cuarta temporada de Borgen en Netflix: ¿Ambición o principios? El renacimiento de 'Borgen' no se lo pone fácil

Crítica de 'Borgen', temporada 4: ¿Ambición o principios?

cuarta temporada ·

La nueva temporada de la serie danesa, apodada 'Reino, poder y gloria', da el salto a las relaciones internacionales a partir de un conflicto con Groenlandia

Lunes, 13 de junio 2022

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Del estreno de 'Borgen' ha pasado más de una década. No obstante, la serie por excelencia del multipartidismo y los gobiernos de coalición tuvo su repunte de popularidad no hace tanto. Hubo una época en la que Albert Rivera….

-¿Quién?

- Albert Rivera. Sí, aquel que fuera líder de Ciudadanos y se veía primero en las encuestas.

-¿?

-Da igual

A lo que iba. Hubo una época en la que Albert Rivera la ponía como ejemplo para casi todo. Él y muchos analistas que a partir de la ruptura del eje PSOE-PP auparon a 'Borgen' hacia los puestos de lo más visto en las plataformas de pago. En aquel primer episodio, la líder del partido Moderado, Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen), accedía al puesto de primera ministra de Dinamarca a pesar de que su partido había sido la tercera opción en las urnas. (Nota: Albert Rivera, en 2015, fue cuarta opción).

Desde que 'El ala oeste de la Casa Blanca' emitiera su último episodio en mayo de 2006, los amantes de la bambalinas políticas estábamos huérfanos. Hubo opciones. Ahí están 'House of Cards', la excéntrica 'Scandal', la francesa 'Baron Noir', y la que quizá sea una de las mejores series de la historia, 'Veep'. Incluso, de producción patria, la estupenda 'Vota Juan' (y sucedáneas). Pero solo con 'Borgen', como sucediera con 'El ala oeste de la Casa Blanca', tenemos la sensación de que supura verdad. Se toma en serio. La tomamos en serio. No solo a ella sino también a su realidad política (de entendimiento), a su televisión pública (plural), y a que se muevan por la ciudad en bicicleta.

'Borgen' era el mejor ejemplo de que ética y política, contrariamente a lo expresado por Maquiavelo, son esferas que pueden convivir. Al autor de 'El Príncipe' no le interesaba el deber ser, sino la política real que, según su obra, es en sí misma una lucha por el poder. La honestidad y los principios por delante. Y así nos lo hicieron creer.

Más cerca de Maquiavelo

En cambio, la nueva tanda de episodios se acerca más a los postulados maquiavélicos. Birgitte Nyborg camina sobre esa delgada línea, la que separa lo que decía (y hacía) en la tercera temporada y una ambición que no habíamos visto antes. (Nota: Nos debería preocupar que nos creamos que la política es más esto que aquello). La protagonista, despojada de todas las cargas, divorciada, con los hijos independizados y centrada en su carrera, dice en el primer capítulo: «Nunca he sido más feliz en mi vida». Esa frase es el punto de inflexión que separa todo lo visto y la actual entrega que lleva por apodo 'Reino, poder y gloria'.

Hace unos años, habíamos dejado a Birgitte Nyborg fundando un nuevo partido de centro (Nuevos Demócratas) movida por ese 'deber ser' de Maquiavelo. Logró volver al gobierno como ministra. Diez años después, momento en el que se retoma la serie, Nyborg es la titular de Exteriores de un gobierno de coalición. El 'ser' se impone a la virtud.

De fondo tenemos el descubrimiento de un yacimiento petrolífero en Groenlandia. Para no iniciados y muy resumidamente: Groenlandia forma parte oficial de Dinamarca aunque con el paso de los años ha ido ganando en autonomía. Tiene capacidad legislativa, jefe de Gobierno y control sobre sus recursos naturales. Precisamente, ahí está uno de los líos que plantea esta temporada: ¿Quién decide sobre la perforación y su probable jugoso beneficio? Conviene recordar que uno de los lemas fundacionales de los Nuevos Demócratas, y que les valió 13 diputados en el final de la tercera temporada, es el ecologismo. Solo en los tres episodios primeros episodios ya se plantea un conflicto de intereses, el choque entre gobiernos, una trama rusa, otra china, y a una ministra de Exteriores retractándose de sus declaraciones públicas al oponerse a la explotación petrolífera. Ya lo decía Groucho Marx: «Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros». (Nota: Ya no quiero ir de turismo a Groenlandia).

Tres fotogramas de la serie.
Imagen principal - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la serie.

Conviene detenerse un instante para señalar las diferencias entre la 'antigua' 'Borgen' y la actual. Mientras que antes se seguían los entresijos en el Gobierno, las negociaciones entre partidos, las idas y venidas, los «tu renuncias a que pongamos una farola y yo a cambio te pongo un semáforo», ahora dan paso a un conflicto internacional no menor. Solo un tema, en vez de muchos, lleno de matices y dicotomías: ecologismo o beneficio económico; liberales o progresistas; principios o poder… Fíjese en todo ello e imagine que sucediera en España. ¿Lo tiene?

'Borgen' se ha querido volver aún más seria y reflexiva y sin dar por sentado que los designios de la protagonista son los que quiere el espectador. Dado el carisma de Birgitte Nyborg, y su legión de fans televisivos, es, cuanto menos, un riesgo ponerla contra las cuerdas. La ministra pierde la credibilidad de sus votantes con el brusco cambio de su política, ¿y la suya? ¿Cuánto cuestan los ideales?

Un fotograma de la serie.
Un fotograma de la serie.

La serie pareciera que no se hubiera ido nunca (dicen que ahora sí se irá para siempre), pero ha vuelto más intensa, reflexiva. Tiene más fuerza visual y una campaña de marketing abrumadora. Del resto del elenco, siguen viejos conocidos. Del entorno familiar de Birgitte se abre una nueva trama con el hijo (ahora) veinteañero Marcus (Lucas Lynggard Tønnesen), que está detrás del robo a un camión para liberar un grupo de cerdos que iban a ser sacrificados. Su exjefa de prensa, Katrine Fønsmark (Birgitte Hjørt Sorensen), se ha convertido en responsable de informativos de la televisión pública, con un papel clave en la trama.

Si en algo no ha cambiado 'Borgen' es en tratar con inteligencia al espectador. Lanzándole las preguntas sin decirle cuales tienen que ser necesariamente la respuestas correctas. No juzga, solo pone contra las cuerdas.

Conclusión: Ahora sabemos por qué Donald Trump quería comprar Groenlandia.

Las cuatro temporadas de 'Borgen' están disponibles en Netflix.

Vídeo. El tráiler de 'Borgen'.

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