Secciones
Servicios
Destacamos
Andrea Morán
Viernes, 9 de agosto 2024, 23:26
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Ocurre de vez en cuando: salta la captura de un fotograma, circula un meme, alguien comparte un dibujo en el aniversario de su emisión final o la propia realidad invita a fantasear con la ficción. Esto último sucedió hace unas semanas, cuando los actores Phoebe Waller-Bridge y Andrew Scott acudieron juntos al concierto de Taylor Swift en Londres. Como si la gente se hubiera puesto de acuerdo, las reacciones parecían susurrar a coro dos frases:
-I love you.
-It'll pass.
Quizá sea mejor dejarlas sin contexto para no hacer spoilers a aquellos que aún no hayan visto 'Fleabag', pero a los que sí hemos disfrutado de sus dos temporadas se nos sigue encogiendo un poco el corazón al recordar esa escena. La escena.
Ni Tony Soprano, ni Walter White ni Don Draper. Es Fleabag quien lidera esta lista de los mejores personajes televisivos del siglo XXI, aunque comparte con los anteriores antihéroes el elemento común de la imperfección y el gusto por la inmoralidad. Fleabag, como personaje, como idea —como milagro— nació en agosto de 2013 dentro del Festival Fringe de Edimburgo, no en vano los comienzos de su creadora, Phoebe Waller-Bridge, están en el teatro. Aquel año estrenó allí un monólogo o, mejor dicho, un 'one-woman-show' en el que intervenían varias voces pero en el escenario solo estaba ella, sentada en un taburete y frente a un fondo negro.
Aquel texto era un torbellino de sinceridad sobre las dinámicas hegemónicas en el sexo, el egoísmo de los treintañeros urbanitas y el amplio abanico de traumas causados por la familia disfuncional. Pero todo ello expuesto con frivolidad y sin tiempo para sermones. Por suerte, un programador de comedia y entretenimiento de la BBC se encontraba entre el público y a los tres años se estrenó la adaptación televisiva que terminó cosechando todos los premios (Emmy, Globos de Oro, BAFTA...).
No hay nada extraordinario en el argumento de 'Fleabag', la serie, pero sí en la energía y la brutal honestidad de Fleabag, el personaje. En el primer capítulo se autodefine pataleando sobre su autoestima, que ya está por los suelos: «Tengo la horrible sensación de que soy avara, pervertida, egoísta, apática, cínica, depravada, una mujer moralmente en bancarrota que ni siquiera se puede llamar feminista». Su presentación puede sonar exagerada pero sí, Fleabag es una mujer soltera, arisca y con problemas que encuentra en el sexo más arbitrario una vía de escape emocional para calmar su ansiedad. O dicho de otra forma: le resulta más fácil follar que recibir un abrazo. El personaje viene a representar cierto tipo de mujer moderna (¡no vayamos a generalizar!) cuya fácil disposición hacia el sexo contrasta con un inquietante bloqueo emocional.
El cómo lo vamos descubriendo es una de las grandes virtudes de la serie que hace a su protagonista todavía más carismática. Sitcoms como 'Modern Family' o 'Parks and Recreation', que acudían al dispositivo del falso documental, ya nos habían acostumbrado al derrumbe de la cuarta pared, pero en la serie creada por Waller-Bridge no hay una explicación narrativa que justifique tal interpelación. El constante juego de miradas y frases a cámara abre una vía de comunicación directa con el público y nos da un estatus de cómplices. Ella nos puede hablar sin cortapisas y nos regala sus pensamientos más inadecuados, como la forma en la que describe a su hermana («es estirada y guapa, y probablemente anoréxica, pero la ropa le queda genial») o a la pareja de su padre («No es una madrastra malvada. Solo es una zorra»).
Entre los muchos reproches que ella misma se dedica, uno de los más interesantes es el fracaso de Fleabag como feminista, especialmente si tenemos en cuenta que la serie se estrenó en 2016, año en el que Donald Trump inició su mandato. Es demasiado tentador no interpretar la rabiosa sinceridad de Fleabag —en cuanto al sexo, las relaciones y el aborto— como una posible reacción ante el retroceso que iba a producirse en la igualdad de derechos.
Por ejemplo, en el piloto ella asiste junto a su hermana a una conferencia y la presentadora lanza una pregunta: «¿Quiénes de vosotras cambiaría cinco años de su vida por el llamado cuerpo perfecto?». Fleabag y Claire levantan la mano sin dudarlo, pero son las únicas de toda la sala. «Somos malas feministas», la regaña.
Otro pecado violeta se cuenta en la segunda temporada, cuando Fleabag alza la voz en mitad de una meditación grupal y comparte su epifanía: «A veces me preocupa que no sería tan feminista si tuviera las tetas más grandes«. Ahí está la sombra de ese feminismo tan perfecto y coherente que deja el listón demasiado alto para las mortales.
'Fleabag' es una comedia (de humor negro, hiriente, seco) pero también es un drama y, sobre todo en su segunda ronda de capítulos, fue una historia de amor. Una química inflamable surgía entre la protagonista y el nuevo cura del barrio (bautizado directamente como 'hot priest'). Gracias a esa relación envuelta por lo prohibido, Fleabag por fin parecía bajar la guardia. La vulnerabilidad se abría paso.
En apenas doce episodios la transformación del personaje, tan alejada de los fuegos artificiales (y de la mafia, las drogas o los lujos de machos en la Quinta Avenida) se completaba. Y tocaba despedirse. Muchos todavía seguimos fantaseando con un reencuentro y creemos ver señales por todos lados…
“Claire, it’s French” pic.twitter.com/gKmG6ra2ku
— jor (@jor_nyc) July 16, 2024
Si la iconicidad de un personaje se mide por la huella que deja (en forma imagen o como línea de diálogo mil veces citada o como una vestimenta a la que recurrir en las fiestas de disfraces), Fleabag ―con su pelo corto, mono negro y nariz ensangrentada― cumple todas las casillas. Aquella cotidianidad desbordante de ingenio y mala leche se ha vuelto memorable. Ojalá encontrársela cualquier día en la parada del autobús y reírnos otra vez más de nuestro propio desbarajuste.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.