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Acaba de cumplir 95 años y sigue en plena forma, si bien ya retirado de la primera fila del mundo del espectáculo. Es Mel Brooks, a quién muchos identificarán únicamente como el director de 'El jovencito Frankenstein'. Sin embargo, Brooks, antes de debutar como director con 'Los productores', llevaba ya muchos años como una de las primeras figuras del 'show bussines' americano.
Melvin James Kaminsky, conocido como Mel Brooks, nació en Nueva York; 28 de junio de 1926. A los 9 años, Brooks acudió a un espectáculo de Broadway invitado por su tío Joe, un taxista que llevaba a los porteros de Broadway de regreso a Brooklyn de forma gratuita, recibiendo en agradecimiento entradas para los espectáculos, viendo 'Anything Goes' con William Gaxton, Ethel Merman y Victor Moore en el teatro Alvin. A la salida ya lo tenía claro y le dijo a su tío que no iba a trabajar en el distrito de la confección como el resto de la familia, definitivamente se dedicaría al mundo del espectáculo.
Con 14 años trabajaba como 'tummler' de grupo, la persona que entretenía a los invitados previamente a su aparición en los shows, siempre con locuras surrealistas y con un sentido del humor muy judío, que siempre fue una de sus marcas de fábrica. Tras la II Guerra Mundial, donde fue un cabo especializado en desactivar las minas terrestres a la vez que los aliados avanzaban por la Alemania Nazi, a la vez que organizaba espectáculos para entretener a las tropas. Tras la guerra comenzó a actuar como cómico en pequeños clubs de Nueva York y Nueva Jersey, trabando también en programas radiofónicos y, gracias a su amigo Sid Caesar en la televisión, escribiendo gags para programas de humor, junto a Carl Reiner y Neil Simon. Pero su consagración total llegó en los primeros años 60 al crear la serie 'El Superagente 86' un torpe espía inspirado en James Bond.
Durante largo tiempo, Brooks había estado dando vueltas a una idea extraña y poco convencional sobre una comedia musical sobre Adolf Hitler. Brooks exploró la idea como una novela y una obra de teatro antes de finalmente escribir un guion. Finalmente, pudo encontrar dos productores para financiar el espectáculo, Joseph E. Levine y Sidney Glazier, y realizó su primer largometraje, 'Los productores', con sus amigos Zero Mostel y Gene Wilder como protagonistas. La idea era tan descabellada que, pensando que sería un fracaso, nadie la apoyó, pero tampoco le obligaron a cambiar el guion. La película narraba la historia de un productor corrupto de Broadway (Mostel) quien, con la ayuda de un contable (Wilder), tímido y compulsivo, planea, hacerse rico produciendo el mayor fracaso de la historia de Broadway. La obra se caracteriza por un sentido del humor irreverente apoyado en acentos exagerados, estereotipos homosexuales, personajes nazis y muchos chistes sobre el propio mundo del espectáculo.
'Los productores' (cuyo título primitivo iba a ser 'Primavera para Hitler'), fue producida por Joseph E. Levine y Sidney Glazier, para Embassy Pictures, tuvo un mínimo presupuesto de 941.000 dólares, y recaudó casi dos millones. Fue la película con mayores recaudaciones de 1968, además de ser catalogada como una de las más grandes comedias estadounidenses de todos los tiempos, de acuerdo con la publicación AFI's 100 años... 100 sonrisas del American Film Institute. Y Ganó el Óscar al mejor guion escrito por el propio Brooks en 1969, arrebatándoselo a John Cassavetes o Stanley Kubrick, que también estaban nominados como guionistas.
'Los productores' había pasado de ser un éxito clandestino, primero en el circuito universitario nacional, luego en pequeños cines de barrio y finalmente en un taquillazo. Más tarde, Brooks convertiría la película en un musical, que constituyó un gran éxito en Broadway, recibiendo doce premios Tony, algo sin precedentes. Fue el inicio de una larga trayectoria de Brooks como director de cine, fundamentalmente parodiando géneros cinematográficos, pero también como productor, como películas mucho más arriesgadas como 'El hombre elefante', de David Lynch. El cineasta creó su propia productora, Brooksfilms, para producir películas en las que creía, como 'Frances' (1982), 'La mosca', de David Cronenberg (1986) o la maravillosa 'La carta final' (1987), protagonizada por Anthony Hopkins y Anne Bancroft, su esposa, para quién compró los derechos, y a la que también le produjo su debut como directora en 'Fatso' (1980).
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