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Neil Jordan clausuró el pasado Festival de San Sebastián con 'Marlowe'. Félix Chamorro
Neil Jordan: «Hollywood es aterrador en su obsesión por el dinero»

Neil Jordan: «Hollywood es aterrador en su obsesión por el dinero»

«El lenguaje se ha convertido en una especie de catecismo que tienes que obedecer», lamenta el autor de 'Entrevista con el vampiro', que ha estrenado en los cines 'Marlowe'

Martes, 30 de mayo 2023, 17:16

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Hubo un tiempo en que Neil Jordan (Sligo, Irlanda, 1950) tenía Hollywood rendido a sus pies. 'Danny Boy', 'En compañía de lobos' y 'Mona Lisa' lo convirtieron en los 80 en el cineasta irlandés de más talento de su generación, así que en la década siguiente lo tuvo fácil para firmar éxitos de público y taquilla como 'Juego de lágrimas', 'Entrevista con el vampiro y 'Michael Collins'. Después ha hecho buenas películas aunque sin demasiada repercusión, como 'El buen ladrón' y 'Desayuno en Plutón', así como dirigido episodios de 'Los Borgia'.

Su 'Marlowe', ya en los cines españoles, clausuró el pasado Festival de San Sebastián, donde tuvo lugar esta entrevista. Liam Neeson encarna al mítico detective creado por Raymond Chandler, aunque el fime, que reproduce el Los Ángeles de 1939 en Barcelona, adapta 'La rubia de ojos negros', la novela con la que John Banville resucitó al personaje. «John es amigo mío, así que fue muy fácil trabajar con él», relata el director. «Están todos los elementos de la obra de Chandler: el detective, la rubia 'femme fatale'...».

–La 'femme fatale' encarnada por Diane Kruger está adaptada al feminismo actual.

–Sí, quizás es más fuerte. Obviamente es rubia y hermosa y tiene un amante. Y en las novelas de Chandler Marlowe caería prendido de ella. No hay que olvidar que la 'femme fatale' tal y como la conocemos no es más que una creación de la fantasía del hombre. Es una fabulación machista que hoy en día resulta inadmisible. Tampoco se trata a amoldarse a la nueva mentalidad, simplemente el papel de una mujer unidimensional ya no es creíble, no es real. Por eso me gustó que el personaje femenino ideado por Banville lo que de verdad quiere cuando contrata al detective no es encontrar a su amante porque le eche de menos, sino que desea dar con él para matarle con sus propias manos. Luego, por supuesto, todo se complica. Esa es otra de las características del género. Cuentan que en mitad del rodaje de 'El sueño eterno' llamaron a Faulkner, autor del guion, para que aclarara quién había asesinado al chófer. Nadie, ni el propio escritor, tenía ni idea. Al fin y al cabo, ni siquiera en la vida todo tiene una explicación.

Tráiler de 'Marlowe', ya en los cines españoles.

–Sorprende que 'Marlowe' se haya rodado en Barcelona.

–El Los Ángeles de 1939 ya no existe. Pasamos mucho tiempo buscando estilos de arquitectura española mediterránea. El Benedict Canyon de Chandler se parece más a una ciudad europea ahora mismo que a la montaña de asfalto en que se ha convertido. Apenas hay efectos digitales en la película.

–Liam Neeson nos viene acostumbrando en los últimos tiempos a películas de acción en la que reparte estopa.

–Bueno, nadie le pone una pistola en la cabeza para hacerlas, ¿no? Creo que Liam, con el que ya he trabajado con anterioridad en varias ocasiones, aporta un halo de integridad completamente inédito. La idea era darle la vuelta al imaginario común. Hablamos de un 'noir' y, en verdad, se trata de una ciudad luminosa. Me gustaba la idea de jugar a las contradicciones, de saturar de luz un mundo lleno de oscuridad. Pienso en lo que hubiera hecho Howard Hawks en 'El sueño eterno' si en vez de rodar en blanco y negro lo hubiera hecho en color.

–Como en muchas de sus películas, el final resulta profundamente melancólico.

–Quizá tenga razón. No sé por qué las películas me salen así. En el cine todas mis historias son desesperadas y algo tristes. Sin embargo, mis novelas son muy optimistas y llenas de esperanza.

Liam Neeson en 'Marlowe'.
Liam Neeson en 'Marlowe'.

–¿Qué balance hace de su carrera?

–He disfrutando haciendo películas muy variadas. Soy irlandés, empecé como escritor. No existía algo así como el cine irlandés. Si creces en Dublín, todo lo que te rodea son referencias literarias. 'Retrato de un artista adolescente' o 'Ulises' componen el paisaje de la ciudad antes que los propios edificios. En Irlanda no hay tradición de grandes arquitectos o pintores, la escritura es el único recurso probablemente porque es un arte para pobres. E Irlanda es pobre. No ahora, pero lo ha sido toda su historia. Un irlandés cineasta es tan raro como un irlandés astronauta. Recuerdo que cuando me signifiqué como director de cine, la comunidad de escritores se avergonzaba de mí. Era como renunciar a un sacerdocio, al sacerdocio de la literatura. Y quizá me dediqué al cine para escapar de este ambiente tan cerrado. Y quizá por todo ello mi cine es tan inclasificable y diverso. Para mí el cine era como meterse en una casa llena de habitaciones todas diferentes entre sí. Una es un musical, otra una comedia, otra una historia de amor... He hecho dos películas de vampiros, otra de un hombre lobo, otra romántica... Me queda por hacer un western y un musical. En Europa se me toma por un cineasta americano y en América, por europeo.

–¿Esa imagen de Hollywood como un lugar de depravación que muestra en la película sigue manteniéndose?

–Bueno, no hay mucho sexo en la película. Yo era un irlandés tímido cuando aterricé allí. Le gustaban mis películas y encontré un sitio muy generoso al que me invitaron. Por otro lado, Hollywood resultaba aterrador porque están obsesionados con el dinero. Más que el puritanismo en cuestiones de sexo, lo más llamativo era el racismo latente. Recuerdo que los mejores actores en aquella época eran todos negros: Wesley Snipes, Denzel Washington... Pues bien, siempre que me empañaba en contar con ellos, salía algún jefe de casting que intentaba quitarme la idea de la cabeza por todos los medios. Y si protestaba y les exigía que me dijeran claramente que no me dejaban contratar a un actor afroamericano, me decía que no era eso, que simplemente querían darme otras opciones. Era un actitud racista claramente que se negaban a reconocer. Es lógico que ahora se viva una reacción contra esa actitud porque realmente era sangrante.

–Su 'Juego de lágrimas' fue el primer drama trans nominado al Oscar.

–Antes de esta película, 'Mona Lisa' fue todo un acontecimiento por plantear algo tan inocente como una relación romántica entre un hombre blanco y una mujer negra. Recuerdo que en Estados Unidos eso causó un gran revuelo. Con 'Juego de lágrimas' lo que sucedió es que el productor Harvey Weinstein no quería que el papel de la novia del soldado lo interpretara un hombre. Estaba convencido de que eso causaría un shock en el público. Pretendía sustituir a Jaye Davidson por Cathy Tyson. Me negué y ahora mismo la película sería incomprensible si hubiera cedido. En cualquier caso, hoy sería imposible que un hombre gay no trans como Davidson diera vida a una mujer trans. El lenguaje se ha convertido en una especie de catecismo que tienes que obedecer.

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