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maría estévez
Los Ángeles
Miércoles, 17 de marzo 2021
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En un año nunca visto en las nominaciones a los Oscar, con la lista de actores más diversa de la historia, la 93 edición de los Premios de la Academia se presenta prácticamente sin representación latina. Al frente de este pequeño grupo surge la directora chilena Maite Alberdi (Santiago de Chile, 1983), que esta semana estrena en España 'El agente topo'. La cinta, que compite contra 'Collective Crip Camp', 'My Octopus Teacher' y 'Time', se encuentra entre las favoritas a conseguir la estatuilla. A medio camino entre un documental de observación y una cinta de espías, 'El agente topo sigue a Sergio Chamy, un hombre de 83 años enviado como espía encubierto a una residencia. La primera secuencia muestra el proceso de reclutamiento del agente, una mirada entre tierna y cómica, donde se establecen las bases del resto de la narración. Alberdi, con una impresionante trayectoria como documentalista a sus espaldas, se convierte en la primera mujer chilena nominada al Oscar.
-¿Qué significa para usted esta nominación?
-Estoy muy agradecida a la Academia por el reconocimiento. Creo que las mujeres cineastas estamos acostumbradas a pelear por conseguir sueños imposibles, y que yo, una directora latina de documentales, pueda estar nominada entre los cuatro mejores del año es increíble, algo que ni siquiera me había atrevido a soñar.
-'El agente topo' es una coproducción española, pero también es importante para Chile en el año en que se ha creado la Academia de Cine chilena. ¿Con qué se queda de la experiencia?
-Es un hito histórico. Es un honor estar incluida en este extraordinario grupo de películas. Creo que este año nos ha demostrado a todos que la vida hay que verla desde distintos ángulos. La nominación puede dar alas a una película dedicada a los más mayores. Debemos entender que cada anciano en el mundo nos puede ayudar a recordar que no es importante incrementar nuestros años de vida, sino el deseo de vivirla. Después de tantas pérdidas, debemos entender que también existe la pandemia de la soledad. Esta pelicula es un antídoto contra la pandemia de la soledad. Estoy muy orgullosa de que la película haya ayudado a tantas familias a reconectar con sus ancianos.
-¿Cómo encontró a Sergio Chamy, su protagonista?
-Sergio es un viudo interesado en el misterio del trabajo que le proponíamos. Un hombre frágil, admirador de José Luis Perales y muy buena gente. Él convirtió la película en lo que es. Su mirada cambió la perspectiva de la película y nos atrapó con su realidad. Sergio no es un actor, sino un espía, el peor espía del mundo pero el mejor personaje del mundo. Y, a medida que se va metiendo en el papel, nos enseña a dejar a un lado su misión y la importancia de comprometerse con las personas que va conociendo en la residencia.
-¿Sergio se fue a vivir a la residencia?
-Sí. Al principio no quería, pero sabía que debía investigar. Vivió durante tres meses en la residencia y nosotros íbamos a grabar casi todos los días, pero él hacía allí su vida. Las personas del hogar estaban acostumbradas a nosotros, porque grabábamos desde antes de que Sergio llegara. Yo les había dicho a los dueños que estaba rodando un documental sobre la tercera edad, sin contarles que estábamos trabajando con un espía. También les contamos que, si llegaba un nuevo residente, nos enfocaríamos en él.
-¿Por qué le interesan los ancianos?
-Porque son maravillosos. No me gusta encerrar a las personas dentro de estereotipos, me pasó lo mismo cuando rodé 'Los niños' (sobre el Síndrome de Down). Quería hacer una película distinta y acabé haciendo lo mismo. Cuando uno graba a los ancianos descubre el encasillamiento social en el que han caído, creo que deberíamos dejar de apartarlos para que no pasen tanto tiempo solos.
-Sergio espía para su cámara, sus ojos son los suyos como directora.
-Exacto. El trabajo de Sergio es muy similar al mío como documentalista. Porque cuando estoy filmando, estoy mucho tiempo esperando, esperando, hasta que tengo la escena. La realización de documentales requiere mucha paciencia. A Sergio le pasa lo mismo, está esperando, siguiendo a la gente, esperando, esperando hasta conseguir la prueba que necesita.
-Uno de los aspectos más tristes de su película es que muestra cómo, incluso con un buen ambiente y un personal atento, las personas mayores tienen problemas porque sufren su aislamiento.
-La culpa no es de la institución, sino nuestra, porque olvidamos allí a nuestros ancianos. No nos preocupamos de integrarlos a la comunidad, a nuestra sociedad.
-Esta es su quinta colaboración con su director de fotografía Pablo Valdés. Háblenos de esa relación profesional.
-Mi carrera no existe sin él. Este filme lo rodamos durante tres meses, de lunes a viernes, y yo estaba embarazada de siete meses. Han sido las sesiones de trabajo más agotadoras de mi carrera. Mi equipo me ayudó a sostenerme en pie, literalmente. Pablo es un pilar muy importante en mi trabajo.
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