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Ni Napoleón, ni Willy Wonka ni los Ocho apellidos marroquís han logrado desalojar a 'El maestro que prometió el mar' de la lista de las diez películas más vistas. La lógica de la exhibición en salas establece que un largometraje amasa el grueso de su recaudación en su estreno y después los ingresos menguan hasta volar de la cartelera. La cinta dirigida por Patricia Font, cuyo evocador título también contribuye a su éxito, ha incumplido todos los pronósticos.
Filmax la estrenó en cines el pasado 10 de noviembre con 83 copias. Casi un mes después, no solo planta cara a los 'blockbusters' navideños, sino que ha aumentado el número de copias hasta llegar a las 124 salas. Su recaudación se acerca a los 900.000 euros y este pasado miércoles, sin ir más lejos, dobló su taquilla respecto a la semana anterior. Sus cinco nominaciones a los Goya otorgan brío a una producción modesta que ha tocado el corazón a más de 100.000 espectadores, que no dudan en recomendársela a sus conocidos, la clave del fenómeno cinematógrafico de este otoño.
'El maestro que prometió el mar' se basa en la historia real de Antoni Benaiges, cuyos restos siguen desaparecidos, aunque una tumba le recuerde en el cementerio del pueblo burgalés de Bañuelos de Bureba: «Nos dejó ser niños antes de ser hombres, nos enseñó el valor de la palabra, nos prometió el mar», reza la lápida. Benaiges llegó a Bañuelos en 1934 con 31 años procedente de Mont-roig del Camp (Tarragona) con un gramófono y una imprenta comprada de su bolsillo.
Sustituyó al cura que daba clases a treinta chavales con un ánimo laico y revolucionario que le llevó al paredón en julio de 1936. Una partida de falangistas detuvo al maestro en la Casa del Pueblo de Briviesca. Le arrancaron todos los dientes y le pasearon desnudo en un coche para que todo el pueblo le viera. Tras asesinarlo, arrojaron su cuerpo a una fosa exhumada hace diez años, lo que hizo que su historia saliera a la luz.
«Vicioso, comunista, inmoral...». El alcalde, el cura y algunos vecinos acusaron a Benaiges en el expediente de depuración de 1939 de no ir a misa y de poner música a los críos para que bailasen. Los falangistas quemaron todos sus cuadernos, pero se conservan los que envió a su familia, donde cuenta que sus alumnos no habían visto nunca el mar. Su promesa de que lo verían no pudo cumplirla.
El periodista Francesc Escribano investigó sobre Benaiges durante doce años a partir del descubrimiento del fotógrafo Sergi Bernal y escribió 'Desenterrando el silencio. El maestro que prometió el mar' (ed. Blume). Después vinieron una exposición fotográfica, un cómic, un documental, una novela y la película, que desde que se estrenó en la Seminci de Valladolid solo ha recibido buenas críticas y el aplauso emocionado del público.
«No nos esperábamos todo lo que está pasando, pero estoy muy agradecida de que esté gustando tanto», señala la directora Patricia Font, ganadora del Goya en 2015 por el corto 'Café para llevar' y autora del largo 'Gente que viene y bah'. «No soy ninguna experta en exhibición, pero el comportamiento de la película en salas está siendo excepcional. El boca a boca está funcionando muy bien y estamos aguantando en el 'top ten' cada semana junto a grandes estrenos. Es un fenómeno».
Patricia Font
Directora
A Font le llegan comentarios de un público emocionado, feliz tras ver «una película bonita aunque sea triste». «La gente agradece que haya esperanza y luz en un drama, que no caigamos en el melodrama». Las cinco nominaciones al Goya también han sido una sorpresa. «Estoy muy contenta de que se reconozca el talento del equipo en un año con tantas películas potentes».
'El maestro que prometió el mar' entrelaza pasado y presente. Laia Costa encarna a una mujer que descubre que su abuelo busca desde hace tiempo los restos de su padre, desaparecido en la Guerra Civil. Viaja al pueblo de Burgos donde se exhuma una fosa y allí descubre la historia de Benaiges, encarnado por el enorme Enric Auquer. Ganador del Goya a actor revelación en 2020 por 'Quien a hierro mata', el intérprete catalán tiene muchos boletos para hacerse este año con su segunda estatuilla, ya como protagonista.
«Enric es el corazón de la película», contata la directora. «Es unánime tanto en crítica como en público que borda el personaje. Trabajar con él es un reto creativo constante porque aporta muchas ideas. Imprime su carisma en el papel y una vez más está maravilloso». El filme demuestra asimismo que la memoria histórica es un tema candente. Tras la censura a la obra de teatro en Briviesca el pasado mes de julio por decisión de Vox y el PP, la película, rodada en la comarca, llenó los cines de la localidad burgalesa las dos sesiones el mismo día. De hecho, los números más altos de taquilla del país se están dando en cines de Burgos.
«Parte del éxito de la peli reside en que trata un tema que sigue afectando a muchas familias», afirma Patricia Font. «Yo no fui consciente de ello, pero en los coloquios siempre hay alguien que se acerca y te cuenta que está buscando a su abuelo. Cuando conoces a gente que busca a familiares desaparecidos en fosas eres capaz de vivirlo en primera persona».
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