Borrar
Suliane Brahim, mejor actriz en el Festival de Sitges.

Una madre coraje entre saltamontes

Cine de autor y cine de género se dan la mano en 'La nube', una escalofriante ópera prima que escenifica con solvencia el drama de una madre soltera que lucha por sacar adelante una granja de insectos

Jueves, 8 de abril 2021

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Con su firme fusión entre horror y cine de autor, 'La nube' se llevó el Premio Especial del Jurado en Sitges, un galardón que denota el interés y calidad de un debut arrebatador que puede atraer a un público amplio. En el festival catalán, y otros eventos especializados como la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, esta historia de una madre desesperada, que se dedica en cuerpo y alma a la crianza de langostas para hacer harina en una granja, deleitó sobremanera a los paladares receptivos. La protagonista, interpretada con un arrojo físico encomiable por Suliane Brahim, vista en 'Especiales' y en la recomendable serie 'Zone Blanche', va dando tumbos en su deseo de compaginar la maternidad, responsable de varios hijos con los problemas propios de su edad, con la dificultad de su labor diaria como agricultora y criadora de saltamontes.

Está obsesionada con la cría de insectos, el alimento del futuro, tal y cómo va nuestro planeta. Pero su venta como materia orgánica para el consumo de seres humanos no va cómo debiera. Ahogada económicamente, se ve en la obligación de aumentar la producción, lo que conlleva una decisión accidental horripilante: dar de comer a los voraces bichos con sangre humana aumenta los resultados. Un giro que se ve venir, pero no deja de sorprender, sobre todo porque es tratado con suma elegancia, con una puesta en escena inquietante.

Una imagen de 'La nube'.
Una imagen de 'La nube'.

El vínculo que va creciendo entre los miles de saltamontes y la entregada protagonista es enfermizo y desesperante, bien llevado por una dirección sobria a cargo cineasta novel Just Philippot, quien se apoya en unos efectos visuales lúcidos, perfectamente integrados, casi inapreciables en beneficio de un naturalismo que estremece al espectador a media que avanza la acción. El papel de madre coraje de la cultivadora de langostas se tambalea. Irreconocible por momentos, su prole no entiende los cambios que sufre la líder de la familia, tanto físicos como mentales, lo que deriva en una explosión de horror in crescendo que prescinde de la contención en el momento apropiado para ofrecer en el clímax un espectáculo estremecedor.

El peso del filme recae en el trabajo sacrificado de Brahim dentro del encuadre, con una expresividad fuera de lo común. Galardona como Mejor Actriz en Sitges, su interactuación con los insectos reales es impecable y angustiosa. Claramente hay una preparación previa notable, delante y detrás de la cámara, apostando por la creación de una atmósfera envolvente cual plaga de langostas. A ratos poética, la película prescinde de un obvio terror efectista para abrazar una visión autoral que puede atraer a un público muy variado, no necesariamente aficionado al género fantástico. La taquilla va cobrando brío gracias a estrenos como el presente.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios