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Imagen de 'Longless'. RC
'Longlegs': un cuento de mal rollo

'Longlegs': un cuento de mal rollo

Se estrena en pleno agosto uno de los últimos fenómenos de la taquilla estadounidense, una película de horror que se incrusta en la cabeza y presenta a un villano icónico, sumamente maligno.

Sábado, 27 de julio 2024, 15:48

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Película de culto antes de estrenarse, lo que puede dar lugar a sospecha, tras una llamativa campaña de marketing, bien cuidada e inquietante, la última sensación del cine de terror es una película exquisita en lo formal y deshilachada en su contenido. Empieza como un thriller gélido, dejando el horror a un lado, mientras va transformándose en un relato perverso, demasiado subrayado en su tramo final, con el objetivo de generar mal rollo, deseo pesadillesco que consigue, de largo, por encima de sus imperfecciones. 'Longlegs', fría y perturbadora, de atmósfera impecable, presenta a un villano estremecedor, cuya presencia atrapa y repele, rompiendo esquemas. Este hallazgo, difícil en un género que va sobrado de iconos escalofriantes, de seres grotescos que abrazan el mal, demonios y psicópatas que siembran el miedo en la platea, eleva un filme que roza lo impostado estéticamente.

Con una fotografía brillante de Andrés Arochi, se libra de la quema al introducir al espectador en un mundo retorcido que hermana sus intenciones con títulos de peso como la excelente 'It Follows', a la que mimetiza por momentos, con excesiva seriedad, y con la cual comparte actriz protagonista: Maika Monroe. Su papel es el menos agradecido de la historia. Encarna a una agente del FBI con cierto don para predecir comportamientos insanos. Su capacidad para señalar lugares y sujetos turbios viene de un pasado traumático, compartiendo hogar con una madre controladora. Una extraña experiencia, atribuida a su infancia, será desvelada.

Nicolas Cage, el villano

Jugando de niña en el jardín de casa, la protagonista se topó con un hombre de aspecto desagradable, con voz estridente. Conoció, aunque apenas se acuerda por la edad y el atribulado paso del tiempo, al mimísimo Longlegs, un señor enigmático e histriónico, de rostro algo deforme, que da mucho miedo, aunque no haya ningún susto al uso en todo el metraje. El grandérrimo Nicolas Cage interpreta a este nuevo villano infernal con su toque especial. Único e irrepetible, el alma de la inefable 'Mandy', de obligado visionado para los fans del fantaterror, afronta roles impredecibles con magia o indiferencia. Esta vez ha tocado premio, con un carisma incontestable bajo un maquillaje que conmociona y turba a un mismo tiempo. Dirige y firma el guion Oz Perkins, responsable de la incomprendida 'Soy la bonita criatura que vive en esta casa', una propuesta audaz que desmonta tópicos en el terror, y 'Gretel y Hansel: Un oscuro cuento de hadas', una obra hipnótica que atrapa visualmente con algunas imágenes desasosegantes, de una belleza retorcida que contagia a su última película, un auténtico fenómeno en la taquilla estadounidense, recaudando cifras inesperadas.

'Longlegs', carente de figración en su meditada puesta en escena, luce arquitectónicamente. El único elemento orgánico, el malo de la función, extiende el caos. Hay quien ya le ha endiñado la errónea etiqueta de «terror elevado», que suele derivar en «error elevado». La apuesta de Perkins, escultórico con la cámara, brilla en una cartelera anodina a la que ha llegado la apisonadora Marvel. El problema de este sugestivo filme, errático al final del viaje pero fascinante durante la travesía, es su afán por llevar al público de la mano, apretando, hacia una meta a la que nunca llega. La película tropieza consigo misma en su desenlace, agita demasiadas referencias en la coctelera, la mayoría innecesarias, para dar una respuesta que nadie ha pedido a lo sobrenatural. La oscuridad está ahí, nos envuelve frente a la pantalla y nos sume en las tinieblas sin que hiciera falta una explicación tan trillada.

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