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Los dos últimos trabajos como productor de Koldo Zuazua (San Sebastián, 1971) ejemplifican los vaivenes de su oficio. Presentada a concurso en el pasado Festival de San Sebastián, 'La consagración de la primavera', de Fernando Franco, recibió estupendas críticas pero pasó como una exhalación por la cartelera. Por su parte, 'La vida padre', una comedia con Karra Elejalde como cocinero amnésico, cumplió con el objetivo con el que fue rodada: llevar gente a las salas.
«Hacer cine es una aventura bastante arriesgada, y a mí nadie me ha regalado nada», explica Zuazua, nombrado nuevo presidente de la Federación de Productores Audiovisuales Independientes (PIAF). El responsable de títulos como 'Handia', 'Akelarre' y 'Maixabel' jura que nunca se ha arruinado ni hipotecado su casa. «Soy muy prudente y siempre comparto las obligaciones y los beneficios. Nunca asumo las películas en solitario y eso me permite diferenciar la línea editorial: un cine de autor y de compromiso, el que más me interesa, y películas más comerciales. Además, ahora para recibir ayudas se valora el prestigio y los festivales, pero también el resultado económico de tu trabajo».
Zuazua será la voz de los productores independientes de este país en representación de Ibaia, una de las tres asociaciones de productores que existen en Euskadi. «A nivel estatal el panorama también está muy fragmentado, no hay una única voz», lamenta. La PIAF agrupa a más de 200 productoras de toda España. Defender que exista una industria audiovisual fuera de Madrid, destacar las diferentes lenguas y rasgos identitarios y tramitar la nueva Ley del Cine, cuyo proyecto fue aprobado recientemente por el Consejo de Ministros, serán objetivos de su mandato.
Koldo Zuazua lleva mamando cine desde niño. Su padre fue miembro del comité de dirección del Festival de San Sebastián. Estudió Arquitectura y después entró en la joven Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM), donde se especializó en producción. Su primer trabajo como productor ejecutivo no pudo tener mayor repercusión: 'La pelota vasca', de Julio Medem. Su presentación en el Zinemaldia de 2003, cuando ETA seguía matando, levantó una tormenta política a causa de la particular visión de la historia de la violencia en el País Vasco a cargo de Julio Medem, con quien Zuazua volvería a trabajar en 'Caótica Ana'.
«'La pelota vasca' supuso entrar por la puerta grande, un aprendizaje exprés», recuerda. «Su origen es la labor de documentación para una película de ficción en la convulsa Euskadi de los primeros 80 que planeaba Julio. Acabó como un documental que hicimos de manera ingenua con toda nuestra mejor voluntad. No tuvimos en cuenta la época en que se estrenó, en el segundo mandato de Aznar, el Plan Ibarretxe, ETA a tope... No medimos las consecuencias. Eso sí, fue el documental español con mayor recaudación de la historia».
Koldo Zuazua también estuvo en '8 apellidos vascos', la película española más taquillera de todos los tiempos. Jura que cuando la rodaban no sospechaban, ni de lejos, el pelotazo que iban a dar. «Recuerdo una proyección en Universal poco antes del estreno con los actores y el equipo, en la que no se rio casi nadie. Lo que ocurrió después fue un acontecimiento. Se estrenó un 14 de marzo y durante dos meses recaudó cada semana más que la anterior, cuando lo normal es que se reduzca la taquilla».
En el currículo de Zuazua también figuran las dos estupendas películas de Zipi y Zape dirigidas por Oskar Santos, 'Regresión' de Alejandro Amenábar, y series como 'Crematorio', 'La Zona' y 'La Fortuna'. La película de su vida, la más personal y en la que empleó casi diez años, es, sin duda, 'Maixabel', que llegó a manos de Icíar Bollaín cuando el productor ya tenía suficientemente madurado el proyecto.
una profesión de riesgo
'maixabel'
«No soy una persona muy activa políticamente, pero 'La pelota vasca' me hizo ver la polarización que existe con el tema en una sociedad que, en su gran mayoría, desea una convivencia pacífica. No somos tan distintos. Cuando leí en el periódico en 2011 que se estaban produciendo los encuentros restaurativos entre víctimas y terroristas de ETA pensé que debía hacer algo. Todo lo que ha ocurrido alrededor de la película ha sido muy gratificante».
Para Zuazua, el momento actual, con las plataformas poniendo patas arriba la industria y unas salas que no terminan de recuperarse, «es díficil para la pervivencia de un sistema que hemos conocido». «Nunca se ha consumido tanto contenido audiovisual. El reto es que los productores podamos seguir ejerciendo los derechos de indepencia creativa y de tenencia de copyright».
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