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Un fotograma de 'Hil Kanpaiak (Campanadas a muerto). David Herranz

'Hil Kanpaiak (Campanas a muerto)', retrato oscuro de la vida rural

En cartelera ·

Imanol Rayo dirige esta cinta que sobresale por su reparto principal y su visión personal de una drama en torno a un hecho fatídico, una cadena de enigmas que explota según avanza la trama tras sumergirnos en la incomunicación propia de nuestro entorno

Jueves, 19 de noviembre 2020

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Se rueda mucho últimamente en el País Vasco, lo que denota un creciente interés por el paisaje, el paisanaje y su peculiar idiosincrasia, como el que muestran las recientes 'Ane' o 'Akelarre' y el estreno de este fin de semana, 'Hil Kanpaiak (Campanadas a muerto)'. Tres películas de narrativas completamente diferentes, con miradas autorales que auguran un futuro interesante para el medio audiovisual con label vasco. El estreno que nos ocupa sobresale por su reparto principal y su visión personal de una drama en torno a un hecho fatídico, una cadena de enigmas que explota según avanza la trama tras sumergirnos en la incomunicación propia de nuestro entorno. Como en 'Vacas', el debut fulgurante de Julio Medem tras la cámara, la figura del caserío se convierte en el espacio perfecto para describir la opresión y el aislamiento de unos personajes que huyen unos de otros para sobrevivir a sus traumas, pero ese distanciamiento acaba, inevitablemente, en tragedia.

Las viviendas de tradición autóctona se construían alejadas unas de otras, lo máximo posible, a poder ser escondidas en el monte o amparadas por el bosque, probablemente para estar más en contacto con la naturaleza, trabajar en el campo y escapar de las hostilidades (y guerras). Cada cual con su vida, en un territorio bien marcado, sin la necesidad de tener que ver en días a tus vecinos. Precisamente en los terrenos de un caserío donde vive una familia derruida emocionalmente, cimentada sobre el dolor y el engaño, aparecen los restos de un cuerpo humano. El esqueleto desaparece a la mañana siguiente y la anécdota deviene un movimiento sísmico que remueve sentimientos ocultos a partir de un terrible secreto. 'Hil Kanpaiak', rodada en euskera, apuesta por el poder visual en un thriller inusual que gana reposado. Interesante en su forma, la historia, hilvanada con ambición, habla de cómo las heridas abiertas del pasado afectan al presente, de aquellos polvos vienen estos lodos. Con una violencia seca y una utilización arriesgada del espacio en off, Imanol Rayo ('Bi anai', Premio Zinemira en el Festival de San Sebastián en 2011) se decanta por los primeros planos sin mover la cámara, una querencia, respaldada por el trabajo de fotografía de Javier Aguirre Erauso, que le permite tejer una atmósfera angustiosa con saltos en el tiempo que describen la venganza y la rivalidad entre hermanos, con el concepto de familia y el carácter vasco como trasfondo. Cada encuadre busca retratar un momento, una sensación, sin artificios, con la información precisa, una manera de entender el cine a contracorriente, que invita al público a adentrarse en el relato poniendo de su parte.

'Hil Kanpaiak', con guion de Joanes Urkixo según la novela de Miren Gorrotxategi '33 ezkil (33 campanadas)', no es fácil de seguir para el espectador acostumbrado a que le den todo mascado. Habrá quien encuentre su meditada puesta en escena, su tempo y silencios como algo delirante, sobre todo cuando estalla finalmente el conflicto. El trabajo del reparto, y una excelsa banda sonora a cargo de Fernando Velázquez, subrayan el interés de un filme que nos transporta al lado sombrío de la vida rural. Eneko Sagardoy e Itziar Ituño encabezan un casting afortunado que completan Yon González, Asier Hernández, Iñigo Aranburu, Dorleta Urretabizkaia, Josean Bengoetxea, Kandido Uranga, Patricia López Arnaiz, Andrés Gertrudix e Itsaso Arana.

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