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James Franco ganó el año pasado una inesperada Concha de Oro en San Sebastián con 'The Disaster Artist', simpatiquísimo retrato de Tommy Wiseau, autor de 'The Room', considerada la peor película de todos los tiempos. El propio Franco daba vida a un ególatra tan necio que resultaba adorable en una comedia del cine dentro del cine y un canto de amor agridulce a Hollywood. El actor y director, estrella de películas como 'Spider-Man' y '127 horas', cada vez está más volcado detrás de las cámaras, sobre todo desde que en 2018, tras ganar el Globo de Oro a mejor actor por 'The Disaster Artist', fuera acusado de acoso sexual por tres actrices.
Franco vuelve a San Sebastián con 'Zeroville', otra reflexión sobre la cinefilia llevada al límite basada en una novela de Steve Ericsson publicada en 2007 (en España está editada por Pálido Fuego). El libro y la película arrancan el mismo día de agosto de 1969 en que los acólitos de Charles Manson asesinan a Sharon Tate y a otras cuatro personas en la mansión de Roman Polanski en las colinas de Los Ángeles. Fue el fin de la era hippie. Ese mismo día, un estudiante de Teología expulsado del seminario llega a Hollywood tras haber visto por primera vez en su vida una película pocos días antes. En su cabeza afeitada lleva tatuados a Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en 'Un lugar en el sol'.
En definitiva, otro tronado como lo era el protagonista de 'The Disaster Artist', aunque esta vez el director no consiga que podamos empatizar con una suerte de autista que acaba de montador en los estudios Paramount. James Franco no ha venido a San Sebastián a defender el filme, que por primera vez en mucho tiempo se ha exhibido en la sección oficial sin que haya después rueda de prensa. Para colmo, 'Zeroville' se ha estrenado en Rusia, así que el Zinemaldia lo ha apeado de la competición, ya que las bases para aspirar a la Concha de Oro exigen que no haya llegado a los cines.
Aparecen muchos rostros conocidos en 'Zeroville', amigos de Franco que se han prestado a este intrascendente locurón lisérgico trufado de guiños y citas a películas: Seth Rogen hace de John Milius, Megan Fox encarna a Soledad Miranda, actriz de las películas de Jess Franco, un joven George Lucas es encañonado en una de aquellas fiestas en la playa de los nuevos bárbaros que revolucionaron Hollywood en los 70 y que retrata Peter Biskind en su ensayo 'Moteros tranquilos, toros salvajes'… Aparece Iggy Pop en el CBGB, viajamos al rodaje en Filipinas de 'Apocalypse Now'…
Los cinéfilos se divertirán identificando a un joven Spielberg y reconociendo los juegos con películas como 'La montaña sagrada', 'Easy Rider' y, por supuesto, 'Un lugar en el sol', que para el orate protagonista es el culmen del Séptimo Arte. James Franco hasta viaja a la Mostra de Venecia y consigue que aparezca su director, Alberto Barbera. Un chiste muy sofisticado, que demuestra la cinefilia de su autor, pero que se despeña por las simas de lo gratuito y repetitivo. El mismo periodo y la misma obsesión por el cine están retratados de manera fascinante por Tarantino en su 'Érase una vez en Hollywood'. Menos mal, que el filme no recoge un episodio de la novela, en el que un grupo de vascos pide al protagonista que escenifique la muerte falsa de Franco. 'Zeroville' podía titularse también 'The Disaster Artist'.
El otro título en competición fue 'The Other Lamb' (El otro cordero), inmersión en una secta formada por una veintena de mujeres y sus hijas, todas fruto de la sumisión a un hombre al que le llaman 'pastor' y con el que viven en el bosque. La directora polaca Małgorzata Szumowska dirige afectada de toneladas de pretenciosidad el despertar a la razón de una de las fieles del 'Rebaño', que intentará en vano abrir los ojos al resto de mujeres.
La cuidada fotografía y los paisajes de los páramos irlandeses (al final descubrimos que la acción transcurre en EE UU) hacen más soportable esta fábula moral que establece analogías entre la primera menstruación de la protagonista y la sangre de los animales. Todo resulta tan pomposo y trascendente que, en el último plano, bala un pobre cordero y los periodistas presentes en el pase han prorrumpido en carcajadas.
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