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«Los Globos de Oro son a los Oscar lo que Kim Kardashian a Kate Middleton. Más escandalosos, más basura, un poco más borrachuzos. Y más fácilmente comprables. Nada se ha probado». Así definió el cómico Ricky Gervais en la ceremonia de 2012 unos premios que ha presentado en varias ocasiones y que en España veremos en la madrugada del domingo al lunes (Movistar Plus, a partir de las 2 de la mañana). El alcohol que corre en las mesas donde se sientan las estrellas propicia que la gala sea siempre más divertida y desinhibida que los Oscar, aunque este año la pandemia obliga a adoptar un formato virtual. No habrá alfombra roja y los ganadores agradecerán su estatuilla vía zoom desde su casa. Dos actrices cómicas compartirán las labores de presentación: Amy Poehler desde el Beverly Hilton y Tina Fey desde el Rockefeller Center de Nueva York. Netflix, cuyas producciones acumulan 42 candidaturas, se vislumbra como la gran vencedora de una ceremonia atípica en la que brillarán películas como 'Nomadland', 'Mank' y 'El juicio de los 7 de Chicago', mientras que en series se repartirán los premios 'The Crown', 'Gambito de dama' y 'The Mandalorian'.
Todo será distinto este año en los Globos de Oro por culpa del coronavirus. Sin embargo, lo más relevante de esta edición es que, por primera vez en los 78 años de historia de los galardones, se ha puesto en entredicho la ética de la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood (HFPA por sus siglas en inglés), compuesta por 87 privilegiados periodistas a los que la industria agasaja para asegurarse nominaciones en la antesala de los Oscar. Sendos reportajes de 'Los Angeles Times' y 'New York Times' no dejan títere con cabeza. La asociación que formaron en los años 40 los corresponsales extranjeros en Hollywood con el fin de tener acceso a las estrellas se ha convertido en un club cerrado a nuevas incorporaciones y fácilmente influenciable por los estudios. El 'New York Times' calcula que la asociación, exenta de impuestos al no tener ánimo de lucro, dispone en su cuenta corriente de 55 millones de dólares en 'cash'. Su gran activo es la gala de los Globos de Oro, por cuyos derechos pagó 60 millones de dólares la NBC en 2018. Mientras los Oscar y los Emmys han perdido millones de espectadores en los últimos años, los Globos se mantienen en una audiencia que oscila entre los 18 y 20 millones.
Según su página web, los miembros de la HFPA representan a 55 países y llegan a más de 250 millones de lectores, aunque no hay un listado con sus nombres. Figurar en este exclusivo club permite asistir a 'junkets' con las principales estrellas, el principal sustento para cualquier 'freelance' en Los Ángeles que quiera vender sus temas a medios importantes. Junto a nombres como los de Rocío Ayuso, que publica en 'El País', o Silvia Bizio, que lo hace en 'La República', el diario 'L.A. Times' ha encontrado a otros periodistas menos 'serios': la actriz Lisa Lu, que interpreta a la abuela en la película 'Crazy Rich Asians'; Margaret Gardiner, la primera sudafricana en ganar el título de Miss Universo en 1978; el indio Noel de Souza, que hizo de Gandhi en un episodio de 'Star Trek: Voyager'; y Yola Czarderska-Hayek, una 'socialité' popular por sus pieles y joyas, que en su página de Facebook se define como «la primera dama polaca de Hollywood».
Otros miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera son el culturista y actor ruso Alexander Nevsky, visto en títulos como 'Maximum Impact' y 'Showdown in Manila', o un periodista noruego que a sus 90 años pocas películas puede ver ya que es sordo y legalmente ciego. No hay ningún afroamericano en la organización. «Muchos de ellos trabajan para medios de los que nunca he oído hablar», certifica un publicista. Cobran 1.200 dólares mensuales por moderar conferencias y 8.000 por participar en la cena anual de donaciones. Miembros de la industria hablan de periodistas de la HFPA que se quedan dormidos en los pases y discusiones entre ellos a gritos en las ruedas de prensa por riñas internas. Están más interesados en los eventos que en las películas. A alguno ya le han pillado intentando vender sus asientos en la gala de los Globos de Oro, como al bangladesí Munawar Hosain, que pedía por ellos 39.000 dólares.
En teoría, los componentes de la HFPA no pueden recibir regalos que valgan más de 125 dólares (103 euros), pero los estudios y plataformas saben cómo doblegar sus voluntades. Este año la serie de Netflix 'Emily in Paris' ha tenido pésimas críticas, pero aspira a dos Globos de Oro. En septiembre de 2019, docenas de miembros de la asociación visitaron el rodaje en París y se alojaron con los gastos pagados en el Hotel Península, donde la habitación más barata cuesta 1.150 euros la noche.
La periodista noruega Kjersti Flaa denunció el año pasado a la asociación después de que denegaran su solicitud de ingreso. La querella cimentada en la «cultura de la corrupción» era desestimada por un juez, aunque Flaa ha presentado un recurso pendiente de resolución al que se unido la española Rosa Gamazo.
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