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Teatrillo

Teatrillo

«Culebrones edogámicos que se llevan el tiempo que debería ser para los ciudadanos»

Jueves, 1 de enero 1970

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El grande perdió, el chico ganó y la política invadió los terreros de lucha canaria. Unidas Podemos hizo suya la histórica gallera del López Socas y el pastiche nacionalista fecundado por Nueva Canarias y Coalición Canaria encargó una buena tonga de banderas de las siete estrellas verdes para el de Lomo Cementerio. El PSOE, leal a su carácter pequeño burgués, prefirió la Sala San Borondón del Alfredo Kraus. Todos protagonizaron gestos que complican el enésimo acto de confianza que corresponde a los electores.

El López Socas siempre huele a lucha. Canaria y social. Las gradas del campo de fútbol colindante, por ejemplo, fueron el escenario de la primera concentración por los derechos del colectivo LGTBI en los 70. Ese espíritu, quizá, inspiró que Meri Pita, micrófono en mano, cantara a Quilapayun con aquello de «el pueblo unido jamás será vencido» con Noemí Santana alzando el puño justo al lado. Cualquiera que haya seguido la vida de Podemos en las islas sabrá que tras esos dos nombres, por sintetizar, habla un historial de antipatías y puñaladas.

Qué decir del Lomo Cementerio. Donde el nacionalismo pragmático se dio un abrazo con el progresista en lo que representa un escupitajo a la tumba de Secundino Delgado. Una mentira disfrazada de necesidad para preservar escaños y generar sospechas en la estabilidad del Gobierno regional.

Y ese mitin de Pedro Sánchez, trufado de abrazos sentidos a Chano Franquis por muchos de los que estuvieron a punto de ser afeitados por las intrigas palaciegas de este en el PSC.

Todo un teatrillo, culebrones endogámicos, que se lleva la vida interna de los partidos ocupando un tiempo que debería ser únicamente para atender a los problemas de los ciudadanos.

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