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Desconozco quiénes eran los protagonistas de la escena de sexo del pasado fin de semana en la Playa del Inglés. Por lo que comentan algunos usuarios asiduos al arenal y se ha denunciado en otras ocasiones, no se trata de un hecho puntual. Ni siquiera, como es el caso, se le puede atribuir al Gay Pride celebrado en los últimos días en Maspalomas. Lo sucedido no es algo insólito, ni anecdótico. La novedad, sin embargo, está en la grabación que alguien realizó, que se divulgó rápidamente por las redes sociales y que saltó a los medios de comunicación. CANARIAS7 se hizo eco tanto en su ventana digital como en el diario. La justificación, a pesar de poder herir sensibilidades, es poner foco como denuncia a una actividad que no se debería consentir. Que mancilla una de las postales más características de Gran Canaria y que, al tiempo, transmite una imagen de anarquía impropia de un destino turístico de calidad.

No sé si eran turistas que celebraban el orgullo de Maspalomas (no es cuestión de sexo ni de etiquetas) o residentes heterosexuales o no que no disponían de un lugar más privado o que simplemente tenían prisa o el morbo por dar rienda suelta a su lujuria en mitad de un campo dunar atestado de personas de cualquier condición y edad. Por no saber, no sé ni si la práctica sexual fue tal o solo un simulacro para provocar el efecto viral que consiguió...

Lo que sí debe obligar imágenes como esa es a la reflexión. No se puede quedar como un «hecho aislado» como se aventuraron a afirmar representantes públicos de San Bartolomé de Tirajana. Esta imagen, cada vez más habitual en las decadentes dunas de Maspalomas, reaviva el debate sobre la degradación del municipio turístico más importante de Canarias, el creciente incivismo de sus habitantes y visitantes y, evidentemente, sobre la responsabilidad del gobierno municipal y de los servicios a su cargo para erradicar tales situaciones.

Los comentarios a nivel nacional han oscilado entre el tono jocoso y festivo de algunos y las apocalípticas aseveraciones sobre la degradación, la permisividad y «vale todo» para los turistas en festejos como el Carnaval o el Gay Pride. No se trata de falso puritanismo, todos lo hemos hecho en sitios inverosímiles, sino de civisimo y respeto a los demás. Y de cuidar la imagen de una de las mayores fuentes de ingresos de Gran Canaria. Maspalomas, costa canaria.

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