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Los periodistas desempeñan un papel esencial en la sociedad

Los periodistas desempeñan un papel esencial en la sociedad

Día de las Noticias ·

Contar con información creíble es vital para mantener debates razonados y razonables que nos lleven a abordar las problemáticas que tenemos ante nosotros y buscar salidas

Warren Fernández

Martes, 27 de septiembre 2022, 23:56

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Vivimos una época desconcertante.

La guerra está azotando el corazón de Europa, una lucha sin sentido que nos hace entrever un largo y duro invierno.

El precio de los alimentos y del combustible se ha disparado, se presagia una época de hambre y penurias, incluso en las comunidades vulnerables más alejadas del conflicto.

Las crecientes tensiones en el Este Asiático, unido a la rivalidad entre Estados Unidos y China, convierten a Taiwán en un polvorín que puede derivar en una confrontación más grave de lo que quisiéramos, difícil de controlar una vez que estalle.

Con este telón de fondo, nos llega de todo el mundo un maremágnum de noticias de fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones arrolladoras, incendios descomunales y sequías devastadoras), dando la voz de alarma de que la crisis climática es cada vez más difícil de atajar.

Así las cosas, no nos extraña que la audiencia esté abrumada por las noticias. La gente muestra preocupación por los sucesos de la actualidad y por el rumbo que pueden tomar.

A esto hay que añadir la llegada de noticias ficticias y de información falsa, que no hacen sino agravar el malestar general. Parte de este flujo informativo se divulga de forma deliberada, para influir en la opinión pública, pero hay otra parte que se comparte de forma inocente, sin pensar, en las plataformas de las redes sociales. Lo peor de todo es que si echáramos el freno para comprobar toda la corriente de noticias, estaríamos limitando la interacción legítima.

En momentos como estos, el Día Mundial de las Noticias que celebramos hoy adquiere una importancia añadida. El día que conmemoramos hoy nos hace reflexionar sobre cómo el Periodismo puede marcar una diferencia y por qué es tan importante que sea así.

Los periodistas que desarrollan su labor en oficinas de redacción profesionales desempeñan un papel fundamental en el bienestar de las comunidades a las que difunden sus noticias. Y nuestras democracias dependen de que esta función se lleve a cabo con eficacia y determinación.

¿Cuál es la mejor forma de conseguirlo?

En mi opinión, debemos centrarnos en ofrecer información, reflexiones y pensamientos inspiradores.

Contar con información creíble (esto es, basada en hechos, fidedigna y oportuna) es vital para mantener debates razonados y razonables que nos lleven a abordar las problemáticas que tenemos ante nosotros y buscar salidas. Todos podemos tener derecho a nuestras opiniones, pero no a nuestros propios hechos. Sin un acuerdo sobre al menos hechos básicos, el debate democrático se reduce a una cacofonía de declaraciones, donde «las mejores carecen de convicción y las peores rebosan de una apasionada intensidad», sostiene Yeats.

El Periodismo de hechos requiere un meticuloso trabajo de campo por parte de los reporteros, una verificación y control de calidad tenaces de los editores y un análisis e interpretación serios de comentadores experimentados.

No debe sorprendernos que, en esta época desconcertante en la que nos encontramos, la audiencia busque voces de confianza de las que recibir información fidedigna y reflexiones razonadas. Muchos estudios revelan que, además de las noticias, las audiencias valoran a los profesionales que explican, narran y analizan la información, tanto por medios electrónicos y audiovisuales como a través de boletines de noticias.

Si tenemos en cuenta la implacable oleada de pesimismo, el público también busca inspiración. Quiere escuchar posibles soluciones a los problemas que se plantean y también de quienes pretenden abordarlos. Así pues, tenemos contenido abundante para poner luz en un pasadizo oscuro y dar voz a las comunidades y personas que con mayor frecuencia se ven ignoradas u olvidadas.

Permítanme mencionar un ejemplo, el de una serie de vídeo llamada 'Invisible Asia' en la que mis compañeros del periódico 'The Straits Times' pusieron el foco de atención en personas que viven en la sombra de la sociedad y, en consecuencia, en líneas generales no son ni escuchadas ni tenidas en cuenta.

Se incluyen aquí desde la repudiada clase de los burakumin o los «intocables» en Japón, hasta las penurias soportadas por limpiadores de alcantarillas en la India actual y el brazo silencioso de los inmigrantes que realizan trabajos esporádicos en China, o el aislamiento que albergan esas inocentes novias que llegan desde el extranjero para casarse con sus esposos en Singapur.

Esta serie obtuvo el premio principal de periodismo de vídeos de investigación/empresariales en los premios mundiales Editor & Publisher EPPY Awards de 2021. (Más información en: https://www.straitstimes.com/multimedia/graphics/2021/03/invisible-asia/index.html?shell)

En la página web del Día Mundial de las Noticias hay muchos más ejemplos de impactos logrados por el Periodismo. (https://worldnewsday.org) El antiguo dicho de «mostrar, no contar» sería aplicable en este caso.

En una época en la que el doble discurso orwelliano de «la guerra es paz, la libertad es la esclavitud» y las campañas de desinformación respaldadas por el Estado son cada vez más generalizadas, parece oportuno echar la vista a ese sabio del Periodismo, George Orwell, para buscar inspiración en el Día Mundial de las Noticias.

En su ensayo de 1946 de título 'Por qué escribo', Orwell argumentó que toda pieza de escritura, y quizás especialmente una pieza periodística, tiene una finalidad política, además de perseguir contar una buena historia.

Sus palabras de entonces aún son ciertas a día de hoy. Orwell nos decía: «Mi punto de partida es siempre un sentimiento de camaradería, un sentido de la injusticia.

Cuando me siento a escribir un libro, no me digo: «Voy a producir una obra de arte». Lo escribo porque deseo exponer alguna mentira, o algún hecho sobre el que quiero llamar la atención, y lo que me preocupa es ser escuchado.

Pero no podría emprender la labor de escribir un libro ni un extenso artículo periodístico, si no fuera también una experiencia estética. No quiero, ni es mi deseo, abandonar por completo la visión del mundo que adquirí cuando niño. Mientras viva y tenga salud continuaré sintiéndome fuertemente atraído por el estilo de la prosa.

La tarea consiste en reconciliar mis simpatías y diferencias indelebles con el público esencial, actividades no individuales a las que nuestro tiempo nos fuerza a todos.»

Así era, y así sigue siendo, especialmente hoy.

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