Merkel y la ultraderecha
No hubo sorpresa y Angela Merkel que lleva en el poder desde 2005 volvió a ganar en las urnas desde la personificación de un liderazgo, de al menos cuatro mandatos, que supera a la primera ministra británica, también ideológicamente conservadora, Margaret Thatcher (1979-1990). Merkel de por sí ya representa una era. Ha sabido afrontar la crisis financiera de 2008 a base de dosis de austeridad a mansalva, fue receptiva con la crisis de los refugiados y no quiere más problemas para Berlín de los que sacuden actualmente a la Unión Europea. Y es que el Viejo Continente está balcanizado fruto de los frentes políticos (populismos de toda laya) como de los pulsos territoriales (como el de Cataluña entre otros tantos). Por no mencionar el riesgo sobrevenido del ‘brexit’ que supone constatar que el proyecto comunitario no es irreversible como se sostenía por el relato oficial durante tanto tiempo; de hecho, concurre un notorio hartazgo hacia la tecnocracia de Bruselas y Merkel sabe muy bien hasta dónde llegar con el europeísmo.
La única duda que queda es cómo plasmará la gobernabilidad al no conseguir una mayoría absoluta que, por otra parte, ya las encuestas durante la campaña electoral se la negaban. Puede que toque nuevamente reeditar una gran coalición con los socialdemócratas. Ofrecer centrismo ante una Cámara fragmentada en la que ha aparecido la ultraderecha por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir, que ya la extrema derecha no es cosa solo de Francia a cuenta del Frente Nacional. En la otra y principal locomotora europea ha irrumpido por igual. Se exaltan las ideologías a la par que se rompe el consenso social de antaño que distinguió a Europa.
Por otro lado, ha sido un resultado lamentable para el SPD que confirma la larga crisis de la socialdemocracia europea desde que la recesión económica y el desplome de las clases medias laminaran su espectro electoral. El peor resultado del SPD en su historia no es necesariamente culpa de la gran coalición sino que, otra teoría a barajar, es que Merkel ha sabido atraer su espacio social.
En todo caso, a la luz del recuento anoche, si se reproduce una gran coalición la ultraderecha sería la principal fuerza parlamentaria de la oposición tras haber cosechado en torno al 13% de los votos. Lo que unido al respaldo logrado por Merkel confirma que Alemania es reacia en la actualidad a la izquierda y tiende al conservadurismo como tendencia con todos los matices que se quieran considerar. Por no obviar que ahora la ultraderecha podrá modular la agenda política y, por ejemplo, introducir los temas que serán a discutir en la legislatura que arranca. Inquietante.
Columnista de
CANARIAS7
Opinión