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La Canarias analfabeta de Clavijo

La Canarias analfabeta de Clavijo

David Ojeda

Jueves, 1 de enero 1970

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Escribió Manuel Padorno que no hay nada más engañoso que la mística al sur del Atlántico. Esos tambores bélicos que retumbaron este miércoles en el escenario del Pérez Galdós y pretendían escenificar la singularidad de un pueblo canario bondadoso y capaz quisieron barnizar de esa épica el accidente geográfico de los nacidos en algún punto de las siete islas.

Fernando Clavijo, presidente del archipiélago por una ilógica aritmética electoral, insistió por escrito y en viva voz en que hace solo unas «pocas décadas» Canarias era un terreno mísero y lleno de analfabetos. Todo lo contrario de lo que es hoy, según él, a pesar de que alguno de los titulares del Día de Canarias mostraran cómo en las islas los trabajadores cobran bastante menos que en el resto de España.

Hoy Canarias se celebra con pompa y boato. Como en las sociedades de antaño, abriendo las puertas del teatro para un desfile de políticos y de mercaderes que afilaban sus lenguas para acariciar los traseros del poder en busca de negocios ulteriores y propio beneficio. Un acto ostentoso y con guion teatral, en el que se cae en los tópicos y en los lugares comunes. Los canarios somos buenos y cariñosos, como si en esta tierra, como sucede en el resto del mundo, no hubieran personas que se portan como arañas.

Citó Clavijo a aquellas generaciones que buscaron su lugar en otros países para identificar la miseria analfabeta de las islas hace unos años. Y lo hizo en un acto en el que se proyectaba un relato en las pantallas sobre canarios que hoy triunfan en la aldea global. Hijos del mismo destino que aquellos que tuvieron que soltar amarras y cuyos huesos yacen hoy en Cuba o Venezuela. Gente que para tomar las riendas de su vida y encontrar dónde desarrollarse cambiaron los viejos barcos de vapor por los modernos aviones. Pero por la misma razón. Por encontrar en sus islas las puertas cerradas para dar salida a su talento, por encontrarse las puertas selladas por el monocultivo productivo de este archipiélago.

Canarias es un relato coral y complejo. Proveedor de muchas realidades. Pocas de ellas representadas ayer en la alfombra roja del Pérez Galdós.

Este pueblo que hasta no hace mucho, según insistió el presidente, fue analfabeto, fue capaz de legar desde siglos atrás alguno de los intelectuales más destacados de la historia de España. Como el que le da el nombre al teatro en el que este miércoles invirtió el dinero su gobierno en un acto propagandístico. Fue puerta de entrada comercial a muchos productos con conexiones con el Reino Unido y otros lugares del mundo. También existía esa pobreza rural en la que insistía Clavijo, pero fue a lo largo de los años mucho más que indigencia.

Y Canarias es mucho más que esa cantidad de políticos jugando a estrellas de Hollywood en la noche de los Oscar, estrenando modelitos. De esos personajes que matan por una foto pero a los que el ciudadano no pone rostro en las encuestas.

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