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Villarejo de mi vida

Villarejo de mi vida

La Arista ·

Nos dejamos espiar gustosos y nos entregamos con pasión a las historias más truculentas

Manuel Mederos

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 13 de septiembre 2020, 07:55

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Quien tiene poder vive con miedo a ser espiado. No es un sentimiento infundado y tampoco ya es un privilegio. La era digital está permitiendo que empresas, gobiernos y particulares entren en nuestras vidas a saco y hagan uso de la privacidad, unas veces con fines comerciales y otras con objetivos espurios. Lo real es que en nuestra vida siempre hay un Villarejo que sigue nuestros pasos, graba todo lo que decimos y hacemos, lo archiva adecuadamente y lo utiliza cuando más le convenga.

El espía siempre ha buscado lo que está pensando el enemigo. Los espías de hoy somos nosotros mismos, los llevamos en el bolsillo, en los ordenadores, en el coche y hasta en la nevera. Ya no hacen falta pelucas, maquillaje, horas de espera, seguimiento interminables ni micrófonos en los despachos. Tu mejor aliado, el móvil, se ha convertido en tu peor enemigo. Registra tu vida sin que te des cuenta. Analiza tus gustos hasta el punto de conocer a la perfección los rincones más oscuros de tu mente y trazar tu perfil psicológico. Poderosos y mortales nunca podrán saber qué está haciendo el infernal aparato que usa hasta 40 veces al día, por el que habla, envía y recibe mensajes, contrata su billete de avión, revisa sus cuentas bancarias, repasa las últimas novedades del porno duro y vela su sueño en la mesilla de noche.

En nuestra supina ignorancia, o simplemente aceptando que así son las cosas y que la vida es más fácil, nos dejamos espiar gustosos y nos entregamos con pasión a las historias más truculentas de espías, que, por cierto, damos por sentado que le pasan a otros. Ahí están los grandes de literatura del espionaje, desde Somerset Maugham hasta Le Carré pasando por Eric Ambler y Graham Greene, o las sagas cinematográficas que han dado rienda suelta a las más extravagantes historias.

Quizás por eso nos gusta Villarejo como villano español. Se ha convertido en el peligroso icono de la pandereta. Un personaje oscuro, con gorra y cara de espía que ha sido capaz de poner en jaque al propio rey emérito y ahora al PP de Rajoy y antes a otros ministros y presidentes de comunidades autónomas.

Villarejo, protegido durante años por los sucesivos gobiernos y parte importante de la estructura de las alcantarillas del Estado, es un espía caído en desgracia, pero no es el único personaje que ha pululado en el entorno de los poderosos, aquí en las islas, alguno más, siguen acumulando datos.

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