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Distracciones y apariencias

Jueves, 1 de enero 1970

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Tal vez fue precipitado el fichaje de Pedri por el Barcelona. De haber sabido de antemano el nivel de juego que el muchacho es capaz de desplegar, el precio de la operación sería otro, y la Unión Deportiva Las Palmas podía haber ganado más dinero o influencia. O no. Pero las cosas pasan cuando pasan, y vamos a disfrutarlo mientras dure. Si se vendió ahora sería por la necesidad de hacer caja, más vale pájaro en mano. El chiquillo es bueno con la pelota, cuando falta se le echa de menos en el campo.

Estas y otras consideraciones sobre el caso forman parte del debate en el bar de la esquina. Todos los argumentos tienen un contexto, por eso lo que se dice el lunes tiene valor residual el viernes, y viceversa. Tampoco hace falta que estén presentes los protagonistas; no es necesario que Pedri acuda a todas las conversaciones donde se analiza su juego, y sin embargo, la opinión que se genera acaba marcando el estado de ánimo de la afición, de la ciudad, o del equipo. El debate en la calle es un ejercicio saludable, si necesidad de máquinas.

Esta semana vuelven las urnas a los colegios. Para superar la inconsistencia de la política vigente, se ha organizado una campaña sin mensajes, en un alarde de desprecio al servicio público. El único debate de líderes previsto para este lunes esquiva las preguntas, y así no serán necesarias las respuestas. Todo se reduce a propaganda y espectáculo; las responsabilidades se derivan a los votantes. Huyen del debate en el Congreso y van a la tele a soltar ocurrencias.

El precio del pan, las pensiones, el combustible. Todo lo que afecta al común y al futuro se juega en cada voto, por eso votar no es una distracción. Es un ejercicio que ayuda a poner las cosas en su sitio. El debate es sano, mientras usted no se deje engañar por las apariencias.

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