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Retrógrados

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Opinión ·

Las autoridades están investigando por qué la policía militar dejó vía libre a los manifestantes

Salvador García Llanos

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 15 de enero 2023, 23:26

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Seguro que Lula da Silva, apenas una semana en el cargo de presidente de Brasil, no había incluido en su agenda prestar atención a los pasos subsiguientes a una intentona golpista, máxime si los servicios de información o inteligencia no alertaron de que esa podía ser la reacción de los bolsonaristas cuyo líder, ya ausente, seguía sin reconocer su derrota electoral.

Así que los menesteres de ahora mismo –una dificultad añadida- deben ser los propios de una compleja reorganización interna, básicamente centrada en recobrar la confianza del ejército y su estabilidad. Habrá de adoptar medidas delicadas cuyo coste va a ser escrutado por los opositores que habrán de acreditar, políticamente, algo más que lo exhibido hasta ahora.

Así, un juez del Tribunal Supremo de Brasil ha ordenado la detención de Anderson Torres, jefe de Seguridad Pública del Distrito Federal de Brasilia cuando se produjo el asalto a la Plaza de los Tres Poderes. Torres fue ex ministro de Justicia en los dos últimos años del Gobierno de Bolsonaro,(2019-2022) y uno de los hombres fuertes del ex mandatario de ultraderecha.

Ha sido el magistrado del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, quien ha dictado la orden de detención de Torres. La Policía Federal ha registrado su casa en Brasilia, pero Torres se encuentra de viaje en Estados Unidos junto a su familia, según el periódico O Globo. Curiosamente, en Estados Unidos también está el expresidente brasileño, ingresado en un hospital estadounidense por una obstrucción intestinal.

Moraes cree que Torres, en su calidad de secretario de Seguridad Pública de Brasilia, ha sido uno de los responsables de los «fallos» en el esquema de seguridad que permitió el intento de golpe de Estado por parte de los seguidores de Bolsonaro.

Los manifestantes, según informaciones de agencias, sabían dónde estaban hasta los extintores. Y los servicios de inteligencia, ¿no preveían que este levantamiento se podía producir, que el populismo alentado por quienes no han aceptado el dictamen de las urnas se podía descontrolar?

El domingo, tras los incidentes en la capital brasileña, el gobernador del Distrito Federal de Brasilia, el bolsonarista Ibaneis Rocha, destituyó de su cargo a Torres como secretario de Seguridad Pública. El gobernador Rocha fue apartado el lunes de su cargo. No podrá ejercer durante tres meses, qué curioso. ¿Y después?

Las autoridades están investigando por qué la policía militar dejó vía libre a los manifestantes. «Muchos de ellos sabían hasta dónde estaban los extintores», aseguran algunas de las personas allí presentes. Además se está estudiando las vías de financiación que permitieron fletar autobuses llenos de bolsonaristas hasta las inmediaciones de la Plaza de los Tres Poderes.

Bien, el caso es que lo ocurrido en Brasil pone de manifiesto que la democracia es frágil y que hay que protegerla. Y que hay muchos antidemócratas, incapaces de reconocer principios elementales como es el veredicto de las urnas que parecen abrazar solo cuando les favorece. Es el concepto patrimonialista del poder y de las instituciones.

Que algunos, por estas latitudes, todavía no hayan condenado la intentona y el espectáculo bochornoso –siempre vulgares, con trampas, con afán destructivo- revela que la democracia les da exactamente igual. Si la pueden minimizar o destruir, mejor.

Retrógrados.

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