La respuesta estatal

La única certeza a día de hoy es que el 27 de diciembre no se acabará la crisis económica derivada de la pandemia. Ni el 28, ni el 29... En el caso de Canarias, estamos hablando ya de la pérdida de la temporada alta turística o, en el mejor de los casos, un tímida recuperación bien entrado el año 2021. Y es evidente que esa situación seguirá disparando la tasa de paro, maquillada tan solo por el mecanismo de los ERTE, una figura que deberá seguir prorrogándose hasta finales del primer semestre de 2021.

Con ese escenario, es evidente que Canarias sola no puede hacer frente a este abismo económico y social. Los presupuestos autonómicos aprobados esta semana en el Parlamento están orientados a la reactivación pero se precisa del apoyo del Estado. De hecho, así se recoge en el Plan de Reactivación, cuyo esquema de funcionamiento se sustenta en gran medida en las ayudas que lleguen de Madrid y de la Unión Europea.

Los precedentes de los últimos meses en lo referente al trato dispensado por el Gobierno central a Canarias obligan a estar vigilantes. El Ejecutivo de coalición conformado por el Partido Socialista y Podemos ha dado sobradas muestras de descoordinación, cuando no se evidente enfrentamiento entre ministerios, y Canarias ha pagado los platos rotos en demasiadas ocasiones. El ejemplo más sangrante es el de la política migratoria, que ha sido el paradigma de la ineficacia.

Es por ello que ya no valen más promesas de planes de turismo específicos para Canarias que luego son papel mojado, como tampoco es de recibo tener que explicar una vez más que un territorio alejado y fragmentado sufre más que otras zonas en los momentos de crisis.

Canarias, que se siente parte del Estado, vive ahora una crisis que debe ser cuestión de Estado. Y eso exige respuestas concretas, urgentes y eficaces.