Borrar
Reino Unido: el secreto está en su mojo

Reino Unido: el secreto está en su mojo

Opinión ·

Cuesta comprender los motivos para dicha decisión que ahora, lamentablemente, nos vuelve a arrojar al sombrío valle de la incertidumbre

Jueves, 30 de julio 2020, 13:37

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Inmenso, generoso y detallista estuvo el Reino Unido el pasado día 25 de julio, festividad de Santiago, agasajándonos de forma inesperada con su decisión de exigir y aplicar de manera inmediata cuarentena a todos los viajeros que regresaran desde España a su territorio a partir de aquella misma noche.

La noticia, más que sentirla como un jarro de agua fría, la sentí como la experiencia del noble desafío del ice bucket challenge. Ya saben, esa campaña publicitaria solidaria con los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica que intenta concienciar sobre esa otra maldita enfermedad degenerativa de acrónimo E.L.A., y que consiste en echarte o que te echen por encima un cubo de agua helada, para así ir consiguiendo donaciones a favor de la investigación de dicha enfermedad.

Shocked, o conmocionado, al situar en perspectivas presentes y futuras las previsibles consecuencias que a corto y medio plazo generaría 'la cuarentena' en términos de viabilidad de recuperación de la actividad económica y turística, tanto de nuestro país en general, como de nuestras Islas Canarias en particular. Y consciente y conocedor, además, de lo duro que todo el sector turístico de ámbito público y privado había/habíamos venido trabajando durante los meses de confinamiento a fin de estar debidamente preparados en materia de prevención y/o protección frente al Covid-19 para el mágico momento en que aconteciera la reapertura al turismo local, nacional e internacional.

De ahí el haber quedado noqueado por la injusta e injustificada decisión de Mr.Johnson & Co. La cual, por cierto, no sólo nos afecta a nosotros como destino turístico. Sino que, aún más sorprendentemente, impacta también de lleno en miles de puestos de trabajo y en la cuenta de resultados de importantísimas empresas turísticas ¡del propio Reino Unido! tales como líneas aéreas, touroperadores, agencias de viajes, transportistas y aeropuertos. Clave para entender que no sólo España, y Canarias, necesita al Reino Unido. Sino que también el Reino Unido necesita de nosotros para revitalizar su economía y niveles de empleo. Por si el actual inquilino de Downing Street aún no se ha percatado. Y si no, al tiempo.

Cuesta comprender los motivos para dicha decisión que ahora, lamentablemente, nos vuelve a arrojar -por posible efecto dominó- al sombrío valle de la incertidumbre económica, empresarial y laboral más absoluta respecto del cual todo el sector servicio del país conseguía ir saliendo a base de tesón y esfuerzo. Más incomprensible aún si cabe respecto a no eximir a Canarias de la obligatoriedad de la cuarentena, uno de los territorios europeos con menor incidencia del coronavirus, dónde el virus en cuestión sólo está presente ¡en menos del 0,01% de toda su población!

Y conforme a este positivo dato sanitario, viendo como en contraposición al Reino Unido, nuestro otro principal mercado emisor, Alemania, sí que nos considera territorio y destino turístico seguro, no incluyendo a Canarias en su listado específico de regiones españolas y europeas a las que recomienda en estos momentos no viajar conforme a parámetros coherentes de análisis de evolución de la pandemia.

Duele la decisión británica especialmente, además, por ese histórico vínculo de siglos que comercialmente siempre ha unido a Canarias con el país de Su Graciosa Majestad. Vínculos recogidos desde los halagos por parte de Shakeaspere en su obra 'Enrique V' («...ya has tomado muchos canarios, y eso que es un vino maravillosamente penetrante...»); hasta la imposición del nombre de Canary Wharf (Muelle de las Canarias), en la zona londinense de los Docklands, junto al Támesis, y que toma su nombre del comercio marítimo tan importante que el Reino Unido tenía con Canarias desde el siglo XVI. Amén, claro está y reitero, de la estratégica importancia turística que, para las islas, representa el mercado británico. Y viceversa.

Pandemia y decisión soberana del Reino Unido aparte, como una de las posibles causas a la contundente reacción británica se señala a la asociación -por proximidad temporal- entre la reunión mantenida (sin previo aviso a Londres) por la Ministra española de Asuntos Exteriores con el primer mandatario de Gibraltar escasas cuarenta y ocho horas antes de que el Reino Unido sacara de su chistera el truco de la ya archiconocida cuarentena. En un nuevo escenario en el que el Reino Unido ya no forma parte, en la práctica, de la Unión Europea tras el proceso del Brexit. Pero en el que Gibraltar busca seguir integrada en la unión aduanera europea bajo algún estatus especial al margen de la bandera de la Union Jack por primera vez en sus 300 años de historia (dado que la economía del Peñón depende de ello).

Por lo que lógico pensar que algo al menos de sensibilidades británicas heridas habemus por motivo de este atrevido acercamiento a Gibraltar. Amén de estar motivada oficialmente la decisión por (sic) «la búsqueda de un equilibrio entre la situación económica y el control de la pandemia», tal y como argumentó por último el Embajador del Reino Unido en España.

'Isolate yourself', algo así como «haz cuarentena», es lo que informan los avisos a los viajeros de regreso al Reino Unido. El mismo Reino Unido que se aisló a sí mismo de la Unión Europea vía Brexit. Y el mismo Reino Unido que no participará de los 750.000 millones de euros que la UE acaba de aprobar para el plan de recuperación de los estados miembros a fin de combatir los devastadores efectos de la pandemia. ¿O acaso vimos a Boris Johnson participar en la reciente e intensa cumbre de líderes europeos en Bruselas? Ni en la peor de las pesadillas británicas desde un punto de visto socioeconómico y sanitario. Ahora con Estados Unidos, léase Donald Trump, como principal y casi exclusivo aliado.

Con la reimplantación de fronteras de todo tipo post-Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea, sepan ustedes que a unos 30 kilómetros del puerto de Dover -entrada a territorio británico desde Calais, Francia- y sobre una vasta superficie de más de 100.000 metros cuadrados, el gobierno británico pretende erigir o está erigiendo un centro de control aduanero con capacidad para chequear hasta 10.000 camiones al día, dando así también soporte al cercano puerto de Kent. ¿Y cómo se denomina a dicho enclave o centro aduanero? Pues nada más y nada menos que «MOJO». Quizás porque ya empiezan a añorarnos.

Según la definición del Cambridge Dictionary, en inglés el significado de «mojo» no es el de «salsa canaria picante». Sino «cualidad que te hace atractivo ante la gente, que te hace ser exitoso y estar lleno de energía».

Reforzando la definición con dos frases como ejemplo para entender dicho significado. «He's definitely lost his mojo» y «He needs to get his mojo working if he's going to win the election». Que yo, en el actual contexto, las traduciría al canario como «Se le fue el baifo» y como «Mejor que espabile si quiere ser (re)elegido».

Es lo que tiene la toma de decisiones conforme sólo a intereses unilaterales y geoestratégicos. Que al final acaban sabiendo mucho mejor y resultan más satisfactorias si les echas mojo. Pero del canario.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios