Para unos sí, para otros no

Pues bien. Les invito a darnos un paseo por la isla de La Palma y Tenerife, en una situación rocambolesca a raíz de una prueba deportiva. Saben que cuando se une deporte y política el final no suele ser muy feliz. La Transvulcania de La Palma se ha convertido con el paso de los años en una prueba deportiva que ha calado en la sociedad palmera. Esta carrera por montaña exhibe las entrañas de una isla que aprovecha sus senderos para exportar su imagen. La carrera, desde sus inicios, tuvo un nivel enorme y con el paso de los años ese listón para mantenerlo suponía un alto coste económico. Con la llegada del PP a la presidencia del Cabildo palmero, en un pacto con el PSOE, se tomó la decisión de no seguir desangrando las arcas públicas y se optó por integrar la prueba en el circuito internacional de la Ultra Trail del Mont Blanc, la carrera por montaña más prestigiosa del mundo. Con el Covid de por medio, los inconvenientes fueron altos y tras dos ediciones con poco margen llegaron las elecciones. CC gana con mayoría absoluta en el Cabildo de La Palma y una de las primeras decisiones es tomar las riendas de la organización, descartando la opción de que la carrera continúe dentro de las UTMB World Series «con la vocación de volver a ser un orgullo para los palmeros».

En La Palma veían que la Transvulcania iba disminuyendo su interés y tomaron la decisión política de recuperar el mando, a través de Sodepal. Pues en Tenerife tienen la Bluetrail. La carrera tinerfeña también ha sufrido un bajón en los últimos años y el nuevo gobierno del Cabildo tinerfeño, formado por CC y PP, decide para reflotar la prueba y «darle un mayor empuje internacional» incluirla en el circuito UTMB World Series. En La Palma la opción UTMB es un descalabro, pero en Tenerife es la solución. Esto es política. Que siga la fiesta.