Una isla de cuento
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«La realidad de nuestro deporte se tapa con lonas oscuras y con una pasarela de fotos insoportable»Secciones
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Érase una vez una isla que se considera ejemplo en Europa en el deporte, pero que lo tapa todo con lonas oscuras y con un déficit de arraigo preocupante. Con clubes de base en la miseria, sobreviviendo gracias a las cuotas que pagan los padres y madres de los deportistas, con infraestructuras con una decadencia preocupante, con proyectos que caen en el limbo como el del Centro de Alto Rendimiento en San Cristóbal para la vela, un deporte admirado en las islas que no logra una medalla olímpica desde Atlanta 1996, se ha entrado en un bucle de apoyo masivo al deporte de élite, en disciplinas sin repercusión mediática, con nula cantera, subvenciones siderales y la consiguiente pasarela de fotos con los políticos que ya producen hastío.
Esta isla de cuento invita a la reflexión y a la imaginación. ¿Hay alguna ciudad del planeta en la que se celebren sin parar todas las copas del rey y de la reina, supercopas masculinas y femeninas del mismo deporte? Sí, aquí. Esto cuánto cuesta. Creen que es normal que en un deporte con nulo seguimiento, con la excusa de las próximas obras, se trasladen a jugar a un pabellón de 10.000 espectadores y que éste se tenga que tapar con lonas negras para aparentar que hay algo de público, con cifras auténticamente ridículas, y eso que eran finales. Que para que se juegue ahí a ese deporte se tenga que aprobar de urgencia una partida de 24.880 euros para perforar el suelo y hacer dos agujeros en la pista principal y otros dos en otra sala anexa. Es decir, a 6.000 euros el agujero.
Se está llegando a un punto sin retorno. Da igual quién esté en la poltrona. Esos clubes de élite intocables se autoalimentan de dinero público para alcanzar copas y ligas en deportes con un interés escaso. ¿Pero cómo está la base? ¿Cómo se han encontrado los alumnos las canchas deportivas de sus centros educativos? Y lo peor es que en esta dinámica insoportable también se ha sumado el Gobierno de Canarias, que no para de acudir a todo lo que se mueva en la llamada élite para no quedar fuera de la foto.
Todo se arregla con la consiguiente subvención. Las federaciones callan, los clubes modestos no alzan la voz por cuatro migajas, pero la cruda realidad en este cuento chino es que hay clubes que no tienen dónde entrenar, centros educativos que tienen canchas que dan vergüenza ajena y los políticos en vez de ponerse a idear proyectos deportivos pioneros en instalaciones existentes y decadentes lo único que hacen es sonrisitas y más sonrisitas en la cansina foto. ¿Hasta cuándo?
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