Puritanismo
Del director ·
No estaríamos hablando de lo mismo si, en lugar de primera ministra de Finlandia, fuera primer ministro
Vivimos tiempos de un puritanismo preocupante. Casi asfixiante. Que se lo pregunten, si no, a la primera ministra de Finlandia, que ha visto cómo un par de vídeos grabados con sus amigos durante sus vacaciones han derivado en una tormenta política que ha trascendido las fronteras de aquel país. La señora se ha visto incluso obligada a hacerse un test de drogas para desmontar algunos de los bulos que circulaban sobre sus andanzas.
No es la única. Al presidente Macron se le ocurrió subirse a una moto acuática hace unos días, también durante sus vacaciones, y le llovieron las críticas, en esta ocasión por los ecologistas pero también por los que consideran que el dispendio era impropio de un gobernante. A su vez, el primer ministro británico Boris Johnson ha regalado a sus detractores fotos en una playa de Grecia, lo que ha encrespado los ánimos entre quienes se preguntan cómo es posible que siga al frente del Gobierno tras perder el apoyo incluso de su partido.
Imagino que, a la vista de esa escandalera, Pedro Sánchez optó por atrincherarse un verano más en La Mareta. De la misma manera que parece ser un secreto de Estado si los reyes y sus hijas se han ido de vacaciones a algún lugar, además de la habitual estancia de unos días en Baleares.
Por un lado criticamos a los políticos que se instalan en una burbuja, que se aíslan del mundanal ruido, que apenas salen de su Moncloa, su Elíseo o su Downing Street, y por otro, con la misma fuerza, los ponemos de vuelta y media cuando en su tiempo de ocio o de vacaciones hacen una vida similar a la del resto. O a la del resto de los de su clase: digo esto porque no creo que para aceptar la monarquía haya que esperar que Felipe VI y Letizia se cojan una caravana y se vayan de camping por toda España... o a lo mejor sí. Quién sabe en los tiempos que vivimos...
En cuanto a la primera ministra de Finlandia, sospecho que no estaríamos hablando de lo mismo si fuera un primer ministro. Sigue habiendo un machismo casposo en esos juicios de valor en torno a la fiesta de una señora con sus amigos, como si bailar, incluso beber, fuera patrimonio de ellos, tengan o no poder. Sorprende que ese tipo de polémicas sucedan en países que damos por hecho que son mucho más 'modernos' que el nuestro, pero no se nos debe olvidar precisamente el peso de la cultura puritana, que es heredera precisamente de la visión protestante del cristianismo. A fin de cuentas, el catolicismo siempre fue algo más sandunguero...
